Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

miércoles, 30 de mayo de 2018

Impresión

por Elisa Bernis


(El Adelanto, diario político de Salamanca, 8 de junio de 1930, p. 12)

Sobre lo más bello y bajo lo más puro: sobre Castilla y bajo el cielo azul. Arte de color de oro y oro que enriquece en emoción: Salamanca.

La luz es siempre nueva. Nace cada día y su juventud brillante contrasta con el arte viejo de las piedras. Resbala sobre el gótico, se enrosca en el barroco y sua átomos más pequeños se introducen entre los adornos del plateresco. Se hace cuadrada al entrar en la Plaza y su color se vuelve más rosa en el Patio de las Escuelas.

Luz. Salamanca se deja acariciar positivamente y en sus piedras eternas lucen el arte y la historia.

Arte e historia. Paciente y latente.

Arte patente, desde que a lo lejos se definieron tres torres y una cúpula. La ciudad tiró entonces del auto y le atrajo hacia ella, haciéndole resbalar sobre la recta de la carretera.

Historia latente en ese arte arte. Ley del oro. El oro es arte y es historia.

Salamanca tiene un alma. Yo la he sentido.

El alma de Salamanca tiene un alma. Yo la he sentido.

El alma de Salamanca es Castilla, es el cielo, es el arte, es la historia y es la luz.

Y es un alma grande y bella, que la llena todo proyectándose desde los edificios sobre las calles y las plazas.

Yo quiero a Castilla. Pienso en ella, no encuentro nada mejor. Y Salamanca es Salamanca, además de ser Castilla.

Está hoy el día tan claro, que un poco del espíritu suyo llega directamente hasta mí.

Madrid-junio de 1930.

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