Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

jueves, 3 de mayo de 2018

Ateneo Popular, una conferencia

(Diario de Burgos, 23 de marzo de 1931, p. 2)


Conforme teníamos anunciado, se celebró ayer en el Teatro Principal la conferencia de don Gregorio Fernández Díez, que versó sobre el interesantetema "Castilla ante la libertad y la libertad de Castilla".


Desde antes de la hora señalada, las localidades del Teatro estaban totalmente ocupadas, viéndose a muchas personas que, por no encontrar asiento, materialmente se amontonaban en los palcos.

Vimos en la sala a contadas señoras, siendo también de notar que la mayor parte de los concurrentes, eran jóvenes.

Presidió el acto el culto e infatigable secretario del Ateneo Popular, don Luis Sáiz Barrón, encargado también de presentar al 
conferenciante.

Nos habló de la personalidad del señor Fernández Díez, desdoblándola afinadamente en dos aspectos: el de meditación serena, reposada
y reflexiva que le hace aparecer como hombre de problemas concretos y el de luchador incansable en la defensa de Castilla.

Agradece en nombre del Ateneo, la colaboración de Fernández Díez y termina diciendo que con la disertación del conferenciante se 
inaugura un curso de conferencias que por diversas causas no ha podido celebrarse antes.

Las breves y atinadas frases del señor Sáiz Barrón, fueron largamente ovacionadas.

Empieza el señor Fernández Díez lamentando la indiferencia política y cultural que se siente en Castilla, afirmando que en estas
horas solemnes no hay más remedio que hacer política.

Lee su conferencia que se divide en las siguientes partes: "La libertad de Castilla", "La tradición liberal de Castilla", "El deber de Castilla en estos momentos históricos", y "Castilla y su libertad colectiva".

En cuanto al primer punto, dice que la Libertad de todos los ciudadanos, restringe la Libertad individual que debe ser tolerante y respetuosa.

Recuerda los tiempos en que se daban vivas a las cadenas, diciendo que aquella democracia no era Libertad.

Fustiga las dictaduras y sus procedimientos añadiendo que las masas no se indisciplinan por el capricho sino cuando las leyes no obligan por igual a todos.

Refiriéndose a éstas y su cumplimiento, cree que solamente es legal aquello que sale del Parlamento cuando éste es un fiel reflejo de la 
voluntad nacional.

Hace un recorrido histórico remontándose a los tiempos de Luis XVI, sacando la consecuencia de que nunca los Reyes tuvieron mucha prisa 
reunir las Cortes.

Cita la toma de La Bastilla, comparándola con las cárceles de hoy que están llenas de personas que no han cometido otro delito que 
soñar con una nueva estructuración para España.

Habla luego de "La tradición liberal de Castilla", mostrándonos, durante toda la Edad Media, como inspiradora de las leyes democráticas que dictaba a todos los pueblos de Europa.

Menciona a los jueces de Castilla, Laín Calvo y Nuño Rasura, que administraban justicia separando cuidadosamente lo civil de lo militar, recordando después que, la Monarquía en aquellos tiempos era electiva, deduciendo que puede considerarse a Castilla, en sus comienzos, como una verdadera República.

Lee unos párrafos de Joaquín Costa ensalzando al Cid Campeador y se ocupa de las primitivas Cortes de León, en donde se hace concurrir
el elemento popular, y en las Cortes de Castilla luego, que tenían facultad para firmar la paz, en las contiendas.

Afirma que los pueblos no son patrimonio de los Reyes y se extiende en consideraciones para mostrarnos la Castilla de entonces y la 
soñada por los Comuneros que contrasta con la de hoy -dice- puesto que consiente se lleven a sus hombres a Marruecos; que permite
estén sin liquidar las responsabilidades; que autoriza las maniobras de los ministros de Hacienda al sacar de España millones de oro 
y ve impasible cómo se dedican lápidas a los que nos avasallan mientras olvida a los héroes de la rota de Villalar. (Gran ovación).

Entra en el tercer punto de su conferencia, presentándonos a Castilla como dominadora de sí misma, invitando a todos a reconstruirla política y económicamente, para lo cual es imprescindible olvidar y desechar para siempre a los antiguos pasados, liberal o conservador, que venían a ser la misma cosa.

Compara a Castilla con Prusia, pero dice que, mientras en Prusia tienen una voluntad gigantesca, lo gigantesco en nosotros es la 
indiferencia.

Habla por último de "Castilla y su Libertad colectiva", censurando con dureza a Cambó, con frases de Maura y Ortega y Gasset.

Recuerda el viaje del Rey y Berenguer a Cataluña, preparado por ésta para pedir su autonomía y la actual reunión en Barcelonade de las Diputaciones de España para confeccionar un nuevo Estatuto provincial.

Debemos buscar -continúa- una constitución unitaria o federal pero huir de la que tenga un carácter mixto.

Se refiere de nuevo a los tiempos modernos y termina diciendo que donde no hay Libertad hay opresión y donde hay opresión
no hay justicia.

El señor Fernández Díez fue muy aplaudido.

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