Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

domingo, 8 de noviembre de 2015

Castilla a secas

(Carta al director de El Norte de Castilla, 21 de abril de 1982)
Por Javier Sánchez

Señor director de «El Norte de Castilla».

Muy señor mío: Ante la proximidad del 23 de abril, y la concentración del pueblo castellano en Villalar de los Comuneros, desearla me publicasen estas líneas que versan sobre el carácter auténtico que debiera adquirir tan histórica y memorable fecha para los castellanos.

Se ha podido ir constatando la falta de contenido castellanista en las convocatorias de Villalar en cada año, la concentración se ha ido degradando y ha ido confundiendo a los que no acudían, y a pasos agigantados aquello se ha ido convirtiendo en una feria de partidos políticos, parlamentarios y extraparlamentarios, ajenos a las necesidades materiales y morales de Castilla y su pueblo.

Con la imposición institucional de las concepciones economicistas, caciquiles y provincianas acerca de las autonomías, que mueven determinados grupos y personas, la nacionalidad histórica castellana acaba despedazada como una res muerta en varios entes diferentes, que dan como resultado la «región castellano-leonesa» (con decir Cuenca del Duero se acaba antes), Castilla-La Mancha (atroz nombre artístico inventado por UCD para desfigurar la denominación de la región histórica de Castilla la Nueva), Cantabria, La Rioja, Segovia y Madrid: esto por ahora, si no sale algún ente más.

Así la Castilla que siempre conoció el pueblo castellano, deja de existir y las últimas muestras de castellanía van desapareciendo de una manera prodigiosa por obra y gracia de los partidos tan interesados en desmantelar la nación castellana en pseudoautonomías fácilmente controlables por ellos. Castilla, simplemente, no existe. Me pregunto cuál de las cinco o seis instituciones conllevan el castellanismo, su cultura y su lengua, en el nuevo concierto de España.

Castilla, por ser una realidad milenaria, cuya lengua, obra y cultura tienen una proyección mundial, necesita precisamente un foco original, y evidentemente unas mismas instituciones políticas, y no varias que difuminan la personalidad de Castilla, y de su pueblo específico. ¿Existen dos autonomías para el catalanismo? ¿O dos gobiernos para la españolidad? No sé si ha habido tanto confusionismo provocado como en el tema de la autonomía de Castilla.
Y de forma oficial se anuncia por un Consejo General, y con la aprobación de los partidos que intentan relevar a UCD en el centralismo, que el 23 de abril y las concentraciones en Villalar son exclusivas de unas provincias bañadas por el Duero, y que sectores economicistas de Valladolid y Salamanca llamaban Castilla-León.

Obviamente, ni Castilla ni las Comunidades tienen como límites a ninguna región geográfica, sin personalidad propia histórica ni política, ni cultural, ni nada, como la Cuenca del Duero. La lengua, cultura, temperamento, psicología, historia de estas provincias son los de Castilla, a secas. No es posible hablar de una lengua «castellano-leonesa», ni se puede considerar verídica la existencia de una literatura y cultura «castellano-leonesa». Es Castilla la que aporta las características étnicas y las señas de identidad nacionales y populares a todas estas provincias bañadas por el Duero.

Evidentemente, el 23 de abril no es el día de la Cuenca del Duero o «región castellano-leonesa». El espíritu comunero no se puede restringir a uno de los cachos en que está dividida Castilla, y el ámbito de Castilla no gira en torno al Duero como algunos dicen.
El 23 de abril es el Día Nacional de Castilla, y a Villalar puede y debe acudir cualquier ciudadano castellano, porque es la fiesta de todo el pueblo castellano sin exclusiones ni marginación alguna. Aunque no lo quieran ni las «instituciones democráticas» ni el PSOE, PCE o AP, que apoyan de manera irrevocable el desmantelamiento y extinción de Castilla.