Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

jueves, 31 de mayo de 2018

Montañeses por una asamblea castellana en Santander


(La Montaña, revista semanal de la colonia montañesa (La Habana), 31 de octubre de 1934, p. 9)

En Valladolid se ha celebrado una reunión, en la que han estado representados los organismos económicos de Palencia, Burgos y dicha ciudad, y en ella se levantó bandera abogando por Santander como puertonatural de Castilla.

En el acto, estuvo representada la Cámara de Comercio de Santander, por su Presidente, señor Saro.

El señor Saro, hombre de grandes arrestos, de sólido y merecido prestigio y gran entusiasta de la prosperidad del puerto santanderino, está dispuesto a que sea una realidad efectiva y práctica, lo de "Santander puerto de Castilla", y su propuesta, se acordó en la reunión de Valladolid, que este invierno se celebre en nuestra capital, una asamblea castellana, para señalar y acordar las líneas generales de esta labor tan interesante, y beneficiosa para la unidad de los castellanos en sus justas aspiraciones.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Impresión

por Elisa Bernis


(El Adelanto, diario político de Salamanca, 8 de junio de 1930, p. 12)

Sobre lo más bello y bajo lo más puro: sobre Castilla y bajo el cielo azul. Arte de color de oro y oro que enriquece en emoción: Salamanca.

La luz es siempre nueva. Nace cada día y su juventud brillante contrasta con el arte viejo de las piedras. Resbala sobre el gótico, se enrosca en el barroco y sua átomos más pequeños se introducen entre los adornos del plateresco. Se hace cuadrada al entrar en la Plaza y su color se vuelve más rosa en el Patio de las Escuelas.

Luz. Salamanca se deja acariciar positivamente y en sus piedras eternas lucen el arte y la historia.

Arte e historia. Paciente y latente.

Arte patente, desde que a lo lejos se definieron tres torres y una cúpula. La ciudad tiró entonces del auto y le atrajo hacia ella, haciéndole resbalar sobre la recta de la carretera.

Historia latente en ese arte arte. Ley del oro. El oro es arte y es historia.

Salamanca tiene un alma. Yo la he sentido.

El alma de Salamanca tiene un alma. Yo la he sentido.

El alma de Salamanca es Castilla, es el cielo, es el arte, es la historia y es la luz.

Y es un alma grande y bella, que la llena todo proyectándose desde los edificios sobre las calles y las plazas.

Yo quiero a Castilla. Pienso en ella, no encuentro nada mejor. Y Salamanca es Salamanca, además de ser Castilla.

Está hoy el día tan claro, que un poco del espíritu suyo llega directamente hasta mí.

Madrid-junio de 1930.

domingo, 27 de mayo de 2018

Regreso de los representates de Madrid en el PFC

(La Correspondencia de España, 17 de junio de 1869, p. 3)



Esta mañana regresaron a Madrid los comisionados republicanos que han asistido al pacto federal de Valladolid, señores Merino, Tallet, Luprain [sic], Altolaguirre (D.J.N.) y otros, y salieron a recibirles gran número de republicanos con banderas en se ostentaban los lemas de viva la república federal, abajo las quintas, abajo los consumos. De este modo, y en perfecto orden, cruzaron varias calles principales de Madrid.


sábado, 26 de mayo de 2018

Ante el plan nacional de Obras Hidráulicas


Por Joaquín López Robles


(León, 1882-1964)

(El Diario Palentino, 12 de abril de 1934, p. 2)

El domingo se celebrará en León la tercera Asamblea en favor de los pretéritos derechos de la Cuenca del Duero.

Prosigue la campaña de revindicación de Castilla por sus derechos en el Plan Nacional de Obras Públicas.

A la Asamblea de Aranda, a la que como dimos oportunamente cuanta a nuestros lectores, acudieron representaciones en persona de tres provincias y en espíritu del resto de provincias castellanas, sigue ésta de León, convocada bajo los auspicios de la Excelentísima Diputación de la ciudad hermana.

Conforta más que los resultados que puedan señalarse como colofón a este esfuerzo de determinación de nueestra personalidad, la realidad fruto de esta campaña: lo que en Aranda se llamó espíritu de concordia, y más que de concordia de unificación de sentimientos.

Era en Castilla necesaria la vivificación de un regionalismo, pero no de un regionalismo romántico secuela de la tradición, sino un regionalismo perenne, positivo, fundamentado en los nexos económicos.

Tenía razón nuestro culto amigo señor Gusano, cuando afirmaba en aquella memorable Asamblea, que la nueva historia de Castilla se debe escribir a base de las posibilidades económicas de la comunidad de la gran familia castellana.

Esta Asamblea de León, es un jalón nuevo de esto que pudiéramos llamar nuestra "reconquista". Ya dijo Keysserling, que los pueblos se regeneran de dos formas: o resucitando su pasado para mejorarlo, lo que se llama ser víctima de la autosugestión del pasado, o despreciando el pasado, mejor dejándolo al margen de los acontecimientos, para superar sus inquietudes y reintegrarse a la realidad de las necesidades económicas.

La presidencia de la Diputación leonesa ha cursado a todas las provincias castellanas una circular, por la que invitaa todas las fuerzas económicas y autoridades de la región, a la magna Asamblea que se celebrará a las once de la mañana en el salón de actos de aquella Corporación, y la que dice textualmente:

"Persuadida la Diputación de la importancia y trascendencia que ha de tener el Plan general de Obras hidráulicas, y atenta a su vez a la especial significación del Decreto que concede una amplia autonomía para el desenvolvimiento a la Confederación del Ebro, y consecuente con su misión principal, defensora de los intereses provinciales y regionales, ha acordado, en sesión del 6 de los corrientes, celebrar una Asamblea, la que tendrá lugar en el Palacio Provincial a las once de la mañana el día 15 próximo.

El objetivo de la misma, es adoptar los acuerdos, a fin de que no sea preterida la Mancomunidad del Duero, y fijar al mismo tiempo la posición de la provincia de León, esencialmente hidráulica e interesada ante tan magno problema.

El Presidente accidental, Joaquín López Robles".

viernes, 25 de mayo de 2018

Villalar-83, hacia el resurgimiento castellano

(Hoja Oficial del lunes (Madrid), 18 de abril de 1983, p. 5)


Por Juan Ramiro G. Pinilla (Por el Concejo Comunero de Madrid)



os días 23y 24 de abril, nuevamente celebramos la conmemoración de la derrota de las comunidades castellanas por los imperiales al servicio de Carlos V de Alemania y I de España. En Villalar de los Comuneros (Valladolid) acabaron las libertades ejercidas desde el siglo IX, con limitaciones, según reinados y lugares de influencia de los señoríos, pero con una definida actitud democrática en los concejos, en las comunidades, en las behetrías y en las hermandades.

Han pasado varios años desde las multitudinarias manifestaciones de los años 1976, 1977, etcétera, y llegamos a 1983 con varios hechos consumados:

a) División y fraccionamiento político-administrativo de Castilla.

b) Mínima conciencia de identidad y sentimiento de pertenencia a un mismo pueblo.

c) Nulo o escaso poder político en las autonomías actuales, tanto en los órganos de poder como en
la estructura social (Castilla-León, Madrid, Castilla-La Mancha, Cantabria, Rioja), por sí, en relación 
con el Gobierno de la nación y comparados con otras autonomías.

d) Inexistencia de plataformas o acuerdos unitarios entre los distintos partidos de cada autonomía. Inexistencia de relaciones entre gestores paralelos de cada autonomía.

e) Estrategias autonómicas para y por directrices partidistas centrales de Madrid o por condicionamientos de la periferia.

f) Olvido absoluto de los problemas de los emigrantes castellanos y nuela ayuda a sus iniciativas culturales y sociales.

g) Aparición de partidos y grupos de tipo caciquil en Castilla-León, para quienes el ámbito autonómico es lo de menos, y lo que importa siempre son los intereses de grandes ganaderos o agricultores, poniendo en cuestión, si es necesario, los mismos argumentos democráticos de la derecha.

h) La necesidad de una autocrítica al proceso de transición democrática que exigió la desmembración castellana.

Ante estos hechos podemos afirmar con verdad que existe un pueblo castellano, como dicen los poetas del concejo, pero no existe CASTILLA.

Por eso surgen los nuevos comuneros de Madrid y por eso hacen un llamamiento al diálogo a todo el pueblo castellano y a todos los grupos que luchan con afanes de castellanidad. Promover sentimiento de común identidad, confluir en un común territorio y sellar un pacto integrador hasta el momento en que se constituyan las primeras Cortes de la Castilla autónoma es nuestra y vuestra labor conjunta.

El Concejo Comunero de Madrid valora Villalar-83 como momento de un nuevo renacer hacia la UNIDAD DE CASTILLA, en la seguridad de que el poder castellano necesario, si es, lo será por la confluencia de e integración de la mayoría de las fuerzas culturales y después políticas en encuentros y acciones comunes, pues el actual instante autonómico de Castilla no profundiza la democracia, sino que la debilita y, sobre todo, profundiza la decadencia de Castilla, que no ha cesado de caer desde Villalar de 1521.


jueves, 24 de mayo de 2018

El Concejo Comunero de Barcelona y la unidad de Castilla y León


(Diario de Burgos, 11 de noviembre de 1981, p. 3) 

Desde Barcelona, el gabinete de Prensa del Consejo Comunero, nos remite para su difusión al siguiente comunicado:

"La autonomía de Castilla y León seguirá la vía del artículo 143 de la Constitución. Ya han sido entregadas las actas de las provincias que lo han aprobado. Quedan fuera de esta autonomía las provincias castellanas de Santander, Logroño y Segovia. Esa autonomía rompe la unidad cultural y de identidad castellana con las demás provincias castellanas de Guadalajara y Cuenca y las no menos castellanas de Madrid, Toledo, Ciudad Real y Albacete. 

Desde la opinión del Concejo Comunero de Cataluña, rotas la unidad cultural, el sentimiento de sentirnos todos castellanos y la voluntad de seguir siendo un solo pueblo, tal autonomía es rechazable y denunciable.

Desde el momento en que la voluntad popular y la concienciación de pueblo ha sido negada y perseguida, desde hace 500 años, cuando para uso de imperialismos de la oligarquía de todas las regiones españolas se ha explotado a los hombres y mujeres de Castilla, esta autonomía nos parece servil y la mejor negación para una futura reconstrucción de nuestro pueblo y territorio.

Pero más nos preocupa la actual situación política dentro de Castilla y León, la falta de interés de la mayoría de los partidos políticos por nuestra tierra, supeditando los problemas castellanos a los de interés nacional; la inexistencia de un poder o partido castellanista; la división ideológica, territorial y económica de los distintos partidos y grupos de presión que se llaman castellanistas bien patente entre Unidad Castellana, Partido Nacionalista de Castilla-León y el Partido Nacionalista de León (verbigracia).

Por ellos insistimos en la unidad de todo lo castellano-leonés aunque el principio sea solo en lo cultural para que más adelante se logre un estatuto unitario que abarque las autonomías diferenciadas de La Rioja, Cantabria, Madrid, el Bierzo, la Mancha, etc...".


    

martes, 22 de mayo de 2018

El porvenir de Castilla

(El Cantábrico, diario de la mañana (Santander), 12 de mayo de 1934, p. 2)


Se trata también de la prosperidad de nuestro puerto.

Hemos dicho, y no nos cansaremos de repetirlo, que, por ser castellanos viejos, estamos obligados los montañeses a unir nuestra
actividad a la de que se está desarrollando Castilla para revalorizarse. Esa revalorización, ya lo hemos dicho también, favorece a Santander extraordinariamente, cuando se haya terminado la construcción del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Con la natural impaciencia esperamos alguna noticia satisfactoria relativa al estado del trazado del séptimo trozo. Esto nos interesa muchísimo
más que las complicadas tramitaciones de las crisis políticas.

¿Cuándo se logrará que deje de ser Castilla la Cenicienta de España?... En la campaña emprendida en pro de la revalorización, ha 
expresado elocuentemente sus esperanzas, sus entusiasmos, el ilustre defensor de los intereses castellanos y, por tanto, del puerto
de Castilla, don Gregorio Fernández Díez. En "El Norte de Castilla" dice dicho señor: "sí, yo quiero riegos; quiero que se fertilice 
nuestra tierra castellana; que se aumente su producción agraria; que se implante nuevos cultivos, y que con ello los medios de vida, 
hoy pobres y limitados, de Castilla, sean motivos de acrecimiento del factor humano y el bienestar y la riqueza lleguen a imponer a 
sus habitantes el orgullo de ser castellanos; hios, en fin, de esta Cuenca del Duero, que para mí es más que una pura acepción geográfica,
porque es un territorio donde el "etnos", la historia, la tradición, el clima, los cultivos, el paisaje y tantas otras cosas están demandando una solidaridad en pro de grandes ideales morales y materiales de resurgimiento colectivo. La generación de este sentimiento se hubiera logrado a la postre mediante asambleas periódicas en que los hombres de nueve provincias, rompeindo su aislamiento un poco soberbio, solidarizasen su esfuerzo pensando en la realidad de Castilla. Pero la limitación vejatoria y humillante que a los impulsos de nuestra región van a oponerse en el llamado Plan nacional de obras hidráulicas, puede dar al traste, no solo con las ilusiones de los buenos castellanos, sino lo que es más grave, con el porvenir definitivo de Castilla, si ésta no alza su voz y no adopta resueltas actitudes para que no prosperen unos proyectos trazados con arbitraria falta de equidad".

En el Plan nacional de obras hidráulicas, se atiende con preferencia a las cuencas que vierten al Mediterráneo y no hay la debida protección para las que vierten al Atlántico. Al valle del Guadalquivir se le antepone a las Castillas, y la máxima postergación es para la cuenca castellano-leonesa del Duero. Esto, ¿qué es? ¿Una lamentable incomprensión o "el rencor contra Castilla"?. "En el Plan nacional, la posibilidad de regadío de las cuencas del Guadalquivir, del Segura y del Júcar, reunidas, representa el 28'2 del total nacional; el de la del Ebro, el 25'5, y el de la del Duero, el 33'5. Pues bien: la distribución de la superficie a transformar en relación con los créditos a conceder, se hace otorgando para aquellas tres cuencas el 35'36; para la del Ebro, el 29'5; y para la del Duero, el 9'07". Y para que no quede duda, lo diremos de otro modo: de 778.000 hectáreas regables en la del Ebro, se transformarán 380.000; pero de 1.022.000 en la del Duero, se concede la merced de transformar "124.000, para que no se queje. Si esto subleva o no el ánimo, el buen lector castellano lo dirá". Así se expresa el señor Fernández Díez, que dice también: "El caso se repite, escandalosamente, cuando se trata de la repoblación forestal. Así, a la cuenca del Júcar se le asignan 430.000 hectáreas; a la del Guadiana, ¡pobre Mancha castellana!, 10.000; a la del Ebro, 874.000, y a la del Duero, 300.000, aunque Gómez Redondo nos dice que deberían repoblarse 700.000".

El gran sistema de riegos que se pide, originaría una gran cantidad de energía en los saltos de pie de presa de muchos de los futuros
pantanos. En la cuenca del Duero se puede lograr mil quinientos dieciséis millones de pesetas de aumento de la riqueza agrícola. Esas obras y esos reigos harán que en Castilla surjan diversas industrias, nuevas fuentes de vida y de transformación social y econonómica de las provincias castellanas. ¡Todo un espléndido porvenir, de activo tráfico, para el puerto de Castilla, para la capital de la Montaña!

viernes, 11 de mayo de 2018

En los lugares cervantinos


Para Don Santiago Camarasa

Por Leoncio Martín

(El Adelanto, diario político de Salamanca, 2 de junio de 1932, p. 3)

En efecto, señor Camarasa este pueblo manchego que se llama Madridejos, y cuya catalogación provincial ignoran hasta algunos autores de Geografías, no ha celebrado el día de Cervantes: lo está celebrando todo el año, y la memorable fecha universitaria ha coincidido con una brillante semana infantil, organizada bajo los auspicios de un buen alcalde socialista (don Alejandro Merino), y con la entusiástica cooperación del profesorado del Instituto y de los maestros nacionales. ¿Qué mejor homenaje, que mayor devoción al 
Ilustre Manco que el despertar en estos manchegos la apetencia de cultura para que puedan comprender más tarde el valor simbólico de los dos héroes cervantinos? Por aquí anduvieron; quizá hicieron escala en este pueblo que dista de Consuegra seis kilómetros,distancia que hoy acorta el magnífico edificio destinado a Instituto y que se asienta al extremo de esta villa, mirando a la polvorienta carretera y a los campos verdes que hoy, desde el magnífico torreón del edificio docente, parecen un mar herbáceo,
en cuyo fondo y como fauna pelégica habita el grillo, entonando su monorrítmico cri, cri. Desde aquí sedivisan, salpicados en la extensa llanura que tienen su límite enfrente con sierras comunales, los cuadriláteros dedicados al cultivo del azafrán y que en la segunda quincena de octubre presentan su color morado, como si fuesen el producto de un beso azul de este cielo castellano a las amapolas rojas que hoy se cobijan en los trigales exuberantes. Desde aquí también se divisan los típicos molinos de la fotografía que ilustraba su bello artículo, molinos madridejenses y no consaburenses, como se viene diciendo en la prensa erróneamente, y que yo he visitado con verdera emoción. Cerca del cementerio, no muy lejos de la carretera de Andalucía.

Estas gentes rústicas, a las que durante una gran parte del año le servimos el pan espiritual de la cultura, pan que no está falto de peso ni adulterado, reverencian ciertamente al "gran loco"; difícilmente podríamos hablarles en nuestras conferencias sin sacar a colación algún refrán de Sancho Panza o alguna hazaña de don
Alonso.

Es cierto, respetable señor Camarasa, que todos los días y a todas las horas las horas, estos manchegos, con quienes convivo hace tres años, viven en constante veneración el día de Cervantes. Yo quisiera que mis paisanos salmantinos viviesen en constante reverencia el día de Gabriel y Galán, que paseó por estos campos charros sin escudero y creó otro tipo inmortal: "El Alma".

¡Si viera usted con qué pena escuché anoche desde Unión Radio una canción salmantina, cantada por la Coral Vallisoletana! Me acordaba de nuestros Coros Charros, de don Dámaso Ledesma, de don Cándido Rodríguez Pinilla,de don Bernardo García Bernalt, y lamentaba que no estuviéramos en mi tierra en constante veneración por lo que es muy nuestro.

miércoles, 9 de mayo de 2018

El Valor de Castilla


Por Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña

(El Adelanto, diario político de Salamanca, 23 de marzo de 1929, p. 2)

Desde algún tiempo a esta parte, es notorio el movimiento literario 
en torno a las cuestiones castellanistas, en todos sus aspectos, pero muy especial en la parte referente al ensalzamiento de su historia y en lo tocante a marcar su camino político-económico haciendo una total revisión de valores positivos que pueden tener aplicación para su resurgimiento espiritual y material.

A este respecto, el libro cuyo título sirve de cabecera a estos renglones, es un alto monumento, en cuya cima campea como divisa, el 
noble empeño de descubrir en todas y cada una de sus partes los muchos y buenos veneros de riqueza atesorados en el seno de la ignorada Castilla, entendiendo como tal -lo decimos con palabras del autor -"desde su límite con Galicia hasta los de la misma Aragón; desde la frontera de Portugal en las tierras de Sayago hasta la ribera del Ebro, junto a Logroño y desde el Cantábrico en Santillana hasta Sierra Morena en Andalucía".

Consta este volumen de cerca de 600 páginas comprendidas en seis extensos capítulos, en que su autor, Gregorio Fernández Díez, una de las mentalidades más prestigiosas en estas lides y que ha conquistado un envidiable y justo renombre en la prensa periódica, pretende deshacer la infundada leyenda de la pobreza de Castilla, presentándonoslaa través de su libro, de pulcra y galana prosa, tal cual es; señalando sus defectos y reconociendo sus excelsitudes; enumerando los grandes recursos naturales de que dispone y señalando los medios para su industrialización; haciendo un detallado estudio de su riqueza y economía, más completa que la de muchas regiones españolas que disfrutan de vida más próspera; abogando por la unión de sus Diputaciones para la defensa de sus intereses comunes y imposición de su voluntad, en caso de extrema necesidad, frente a los entorpecedores de su progreso económico e industrial, que en estos últimos años ha experimentado un notable desarrollo, como demuestra con elocuentes cifras, muy especialmente el florecimiento de la industria electro-harinera y azucarera en todos los órdenes fabriles y de transporte; señalando la repoblación de sus bosques y el resurgir de su ganadería que, con sus industrias derivadas, pueden ser las más sólidas bases de un futuro próspero, que ha de llegar en no lejano día, aún teniendo en cuenta el factor 
geográfico, la indiferencia de sus hombres y la lejanía del mar de 15 de sus 16 provincias; señalando como factores que han de obrar 
decisivamente en la metamorfosis de Castilla el aprovechamiento de sus aguas para riegos de sus grandes recursos hidráulicos; el tendido de caminos de hierro que han de acercarla a la costa y a las demás regiones y la rectificación de su clima por medio de la repoblación forestal y la gran riqueza que supondría la replantación de su viñedo y el cultivo de remolacha azucarera; enumerando los muchos y ricos yacimientos minerales que posee y que habrán de ser otra base de su prosperidad el día en que se abran a la explotación, y señalando las normas para el desarrollo industrial de sus ciudades; abogando por un mayor desarrollo de la banca castellana, que había de ser sólida ayuda para la conquista de la hegemonía económica; censurando el gran olvido de que ha sido objeto la sufrida Castilla por parte de los poderes que no han protegido sus 
obras, ni su industria, ni han hecho nada beneficioso para ella, que, así y todo, ha adelantado notablemente por el camino del progreso haciendo ver que su valor máximo no está sólo en el glorioso pasado, ni en el presente, sino en un próximo futuro.

Muchos de los proyectos trazados o augurados por Gregorio Fernández
Díez en la época de la publicación de su libro -1926- han empezado
a ser tangibles realidades y otras van camino de serlo, lo que 
demuestra de un modo palmario los vastos conocimientos y sólida 
preparación con que ha estudiado los problemas que afectan a la madre Castilla, cuna ahora de las más gloriosas libertades, y hoy calumniada por los desconocedores de su inmenso valor o por los que tienen marcado interés en pregonar su pobreza y su atraso, con fines lucrativos e innobles.

Grandes y merecidos, por todos conceptos, han sido los elogios 
tributados a este libro, en el que ha puesto Fernández Díez prueba
indeleble de su amor a la tierra castellana, que ha sido aplaudido 
sin reservas por valores tan destacados como don Víctor Pradera, que 
desde las columnas de "ABC" le desdicó un cumplido elogio; por el 
agustino P. Bruno Ibeas, que se ocupó de él desde la tribuna del
Ateneo Burgalés, y por otras muchas autoridades y periódicos, entre
los que hemos de citar uno de tan marcada orientación catalanista como la "Veu de Cataluña", que reconoció el gran valor del libro y los indiscutibles méritos de su autor.

En suma, "El Valor de Castilla" es un libro de indiscutible utilidad, que marca caminos rectos que de seguirles, conducirían a Castilla a un reinado de prosperidad y adelanto, y que debe ser conocido y figurar en la biblioteca de cuantos se preocupen de Castilla y se precien de castellanos.

sábado, 5 de mayo de 2018

Después de cuatro siglos, la nueva "Junta Santa"


(El Día de Palencia, defensor de los intereses de Castilla, 28 enero de 1919)

En 1519 se alzaron las principales villas y ciudades castellanas contra el mal gobierno de Carlos I y de los flamencos que llegaron a España con el primer Austria. Se gritaba: "¡Viva el Rey y mueran los malos ministros!". Un año más tarde, se reunían en Ávila los delegados de las comunidades y formaban el poder supremo de la revolución castellana. Nació así a la Historia la "Junta Santa". En ella había representaciones de la aristrocracia y de los plebeyos, y junto a Pedro Lasso de la Vega, el caballero toledano, figuraba el frenero de Valladolid y un pelaire de Ávila. Allí estaba Castilla mejor representada que en la corte de Adriano de Utrecht, el cardenal regente.

Después de cuatro siglos, se inicia en Castilla un nuevo movimiento de las Comunidades. Esta vez no alza Toledo, sino Salamanca, el grito de libertad. Y si no se aclama al Rey ni se maldice de sus ministros, el clamor de guerra con que empieza este levantamiento tiene extraordinario parecido con el de 1519. Ahora es: "¡Viva Castilla y mueran los caciques!". Y otra "Junta Santa", la que forma este puñado de hombres de bien que viniendo de campos muy distintos, se ha reunido en Salamanca a echar las bases de un acto insurreccional de Castilla contra los flamencos de ahora, contra sus depredadores y verdugos, contra los que han matado la independencia de Castilla, dejando a esta tierra sin pan y sin libertad, arruinadas sus industrias, despoblados y míseros sus campos, empobrecidas las ciudades y villas que fueron opulentas, envilecidos los espíritus que fueron audaces y orgullosos.

La nueva "Junta Santa", que en 1919 abre sus trabajos en la ciudad egregia de Salamanca, es el comienzo de la segunda guerra de las Comunidades. No habrá tocado a rebato, en Valladolid, la campana de San Miguel; pero está en movimiento el pueblo de la antigua capital del reino. Y de Segovia, de Burgos, de Palencia, de León, de todas las villas y ciudades de Castilla en que haya un hombre capaz de sentir rebeldía santa contra los caciques del país moribundo, saldrán comuneros a constituir la hueste que va a organizar en Salamanca sus planes de campaña.

Libertad para el municipio, libertad para el cultivador de la tierra, libertad de las conciencias; he aquí los tres principios fundamentales que grabará en su bandura el nuevo movimiento de las Comunidades de Castilla. Hay que devolver su gloriosa independencia al Concejo castellano, enjaulado hoy en esa cárcel caciquista que se llama Diputación provincial, defendida -¡claro está!- a capa y espada por los titulados representantes castellanos en esa Asamblea segoviana, donde seguramente ha presidido el espíritu del alcalde Ronquillo. Hay que arrancar al labrador de las garras del señorito holgazán que vive de la renta, libertarle del cacique usurero, del usurro metido a puntal 
de la política "castellanizante" y "españolista", hacerle señor de su trabajo y no pordiosero de los que no trabajan; pero se llaman labradores, y "protegen" a la agricultura rentista con discursos hueros en las Cortes. Hay, en fin, que dignificar la conciencia castellana, impidiendo esas ignonimias, nacidas del hambre, de la ignorancia y de la maldad, en que un Villarcayo -y Villarcayo es casi toda Castilla- se vende al que da más dinero, por los derechos de ciudadanía inútilmente reconocidos en las leyes a pueblos que están en plena servidumbre feudal.

La "Junta Santa" salmantina quiere comenzar una restitución, quiere que Castilla recobre su personalidad perdida. Hoy Castilla es un engaño. Existe en la realidad geográfica y en la trama administrativa; existe en los discursos pomposos, y ramplones a la vez, de cualquier politiquillo con
ínfulas de estadista mundial y en unos bancos del Congreso donde se sientan los diputados de "sí o no", que se titulan representantes de Castilla, y solamente lo son de Alba, de Calderón o de cualquier otro "flamenco" de hogaño. Pero, ¿cuál es el alma de Castilla? ¿Dónde está su vida? ¿En qué 
realidad se alza su voz? Castilla hay que reedificarla, porque, como dijo gráficamente Julio Senador, está en escombros.

Los comuneros reunidos en Salamanca tenemos la firme resolución de sublevar al pueblo castellano contra sus opresores. Va a nacer una solidaridad de los rebeldes contra la solidaridad de los caciques. Habrá guerra, y guerra sin cuartel. Todos los hombres honrados vendrán a engrosar el ejército
de la "Junta Santa" de Salamanca. Y esta guerra se desenlazará, estoy seguro de ello, en un segundo Villalar; pero el Villalar de ahora no será, como fue el de 1521, la muerte de las Comunidades, sino su triunfo espléndido, resarcimiento de la derrota sufrida cuatro siglos hay de las humillaciones 
padecidas desde entonces. El pregonero, cuando proclame la severa sentencia contra los vencidos, podrá decir, sin que ningún Juan Bravo le desmienta, que se les castiga por traidores. Porque todo cacique es un traidor a su patria.

(De "El Sol")

viernes, 4 de mayo de 2018

Villalar y Torrelobatón

Por Fabio Marcial


(El pueblo manchego, diario de información (Ciudad Real), 26 de abril de 1921, p. 2)



Ayer se cumplieron cuatrocientos años de aquel día en que el hacha del verdugo segó la cabeza en la plaza de Villalar de Padilla, Bravo y Maldonado, los comuneros de Castilla, los defensores de la castellanas libertades.



Cuatro siglos han pasado ya y el tiempo, que todo lo destruye y que hasta relega al olvido de la masa popular muchas grandes páginas de la Historia, ha mantenido ésta en el alma de la Patria, en tal forma, que ha vivido el recuerdo de sin monumentos ni estatuas que lo evocase.



Por más que tampoco se necesitaban esos cuatro siglos, han conservado el castillo de Torrelobatón de donde salieron el ejército de las Comunidades, compuesto por once mil hombres, para sucumbir en las llanuras de Villalar, rotos y deshechos por los mil quinientos jinetes del conde de Haro y los seis mil infantes del Emperador.



Villalar conservó hasta 1820, en que fue mandado derribar por "El Empecinado", el rollo donde la mano del verdugo sagó la cabeza de los bravos comuneros; pocos años después se alzaba en el sitio un sencillo obelisco.



¿Para qué más monumentos de recordación? El tiempo se encargó de reparar el olvido de los hombres; y lo reparó cumplidamente, esculpiendo en cada pecho castellano la historia de los comuneros y conservando a las caricias del sol ardiente de Castilla las moles de piedra del hidalgo

castillo de Torrelobatón, y el pueblo de Villalar, en donde aún subsiste la vieja torre, cuyas campanas tocaron a arrebato llamando a las Comunidades a la batalla, y doblaron con lento toque de agonía en las amargas horas del suplicio cruento de los defensores de las libertades de Castilla.


Ayer Segovia honró a Juan Bravo; la ciudad natal se engalana con la efigie de bronce de su comunero. ¿Para lo demás? Ya hemos visto la suerte que corrió en el Parlamento la petición.



Este presupuesto que mantiene a tanto inútil no podía satisfacer unas pesetas para quienes defendieron las libertades patrias; bien es verdad que lo dijimos aquel día lo tenemos que repetir hoy. En los días que corremos, ¿quién puede hablar de libertad? Hoy sólo tenemos la libertad de la Star.



Pero a buena fe que a nuestros comuneros no les importará la falta de monumentos; les basta con que cada pecho español conserve el recuerdo inolvidable de su historia; con que el sol de Castilla siga abrasando las moles de piedra del castillo de Torrelobatón y la plaza de Villalar, donde se levantó el cadalso después de caer gloriosamente abatida la roja bandera de la guerra de las Comunidades... y les bastaría mucho más si viesen surgir otros tres hombres, con alma suficiente, para defender las libertades patrias, rotas y maltrechas por los profanadores que asesinan para coaccionar con sus pistolas el sagrado de esa libertad que es amparo del hogar y de los pueblos.



¡Torre vieja de Villalar, que toquen pronto tus campanas a arrebato; pero no con acento de agonía, sino de triunfo, por el triunfo de la

libertad!

jueves, 3 de mayo de 2018

Ateneo Popular, una conferencia

(Diario de Burgos, 23 de marzo de 1931, p. 2)


Conforme teníamos anunciado, se celebró ayer en el Teatro Principal la conferencia de don Gregorio Fernández Díez, que versó sobre el interesantetema "Castilla ante la libertad y la libertad de Castilla".


Desde antes de la hora señalada, las localidades del Teatro estaban totalmente ocupadas, viéndose a muchas personas que, por no encontrar asiento, materialmente se amontonaban en los palcos.

Vimos en la sala a contadas señoras, siendo también de notar que la mayor parte de los concurrentes, eran jóvenes.

Presidió el acto el culto e infatigable secretario del Ateneo Popular, don Luis Sáiz Barrón, encargado también de presentar al 
conferenciante.

Nos habló de la personalidad del señor Fernández Díez, desdoblándola afinadamente en dos aspectos: el de meditación serena, reposada
y reflexiva que le hace aparecer como hombre de problemas concretos y el de luchador incansable en la defensa de Castilla.

Agradece en nombre del Ateneo, la colaboración de Fernández Díez y termina diciendo que con la disertación del conferenciante se 
inaugura un curso de conferencias que por diversas causas no ha podido celebrarse antes.

Las breves y atinadas frases del señor Sáiz Barrón, fueron largamente ovacionadas.

Empieza el señor Fernández Díez lamentando la indiferencia política y cultural que se siente en Castilla, afirmando que en estas
horas solemnes no hay más remedio que hacer política.

Lee su conferencia que se divide en las siguientes partes: "La libertad de Castilla", "La tradición liberal de Castilla", "El deber de Castilla en estos momentos históricos", y "Castilla y su libertad colectiva".

En cuanto al primer punto, dice que la Libertad de todos los ciudadanos, restringe la Libertad individual que debe ser tolerante y respetuosa.

Recuerda los tiempos en que se daban vivas a las cadenas, diciendo que aquella democracia no era Libertad.

Fustiga las dictaduras y sus procedimientos añadiendo que las masas no se indisciplinan por el capricho sino cuando las leyes no obligan por igual a todos.

Refiriéndose a éstas y su cumplimiento, cree que solamente es legal aquello que sale del Parlamento cuando éste es un fiel reflejo de la 
voluntad nacional.

Hace un recorrido histórico remontándose a los tiempos de Luis XVI, sacando la consecuencia de que nunca los Reyes tuvieron mucha prisa 
reunir las Cortes.

Cita la toma de La Bastilla, comparándola con las cárceles de hoy que están llenas de personas que no han cometido otro delito que 
soñar con una nueva estructuración para España.

Habla luego de "La tradición liberal de Castilla", mostrándonos, durante toda la Edad Media, como inspiradora de las leyes democráticas que dictaba a todos los pueblos de Europa.

Menciona a los jueces de Castilla, Laín Calvo y Nuño Rasura, que administraban justicia separando cuidadosamente lo civil de lo militar, recordando después que, la Monarquía en aquellos tiempos era electiva, deduciendo que puede considerarse a Castilla, en sus comienzos, como una verdadera República.

Lee unos párrafos de Joaquín Costa ensalzando al Cid Campeador y se ocupa de las primitivas Cortes de León, en donde se hace concurrir
el elemento popular, y en las Cortes de Castilla luego, que tenían facultad para firmar la paz, en las contiendas.

Afirma que los pueblos no son patrimonio de los Reyes y se extiende en consideraciones para mostrarnos la Castilla de entonces y la 
soñada por los Comuneros que contrasta con la de hoy -dice- puesto que consiente se lleven a sus hombres a Marruecos; que permite
estén sin liquidar las responsabilidades; que autoriza las maniobras de los ministros de Hacienda al sacar de España millones de oro 
y ve impasible cómo se dedican lápidas a los que nos avasallan mientras olvida a los héroes de la rota de Villalar. (Gran ovación).

Entra en el tercer punto de su conferencia, presentándonos a Castilla como dominadora de sí misma, invitando a todos a reconstruirla política y económicamente, para lo cual es imprescindible olvidar y desechar para siempre a los antiguos pasados, liberal o conservador, que venían a ser la misma cosa.

Compara a Castilla con Prusia, pero dice que, mientras en Prusia tienen una voluntad gigantesca, lo gigantesco en nosotros es la 
indiferencia.

Habla por último de "Castilla y su Libertad colectiva", censurando con dureza a Cambó, con frases de Maura y Ortega y Gasset.

Recuerda el viaje del Rey y Berenguer a Cataluña, preparado por ésta para pedir su autonomía y la actual reunión en Barcelonade de las Diputaciones de España para confeccionar un nuevo Estatuto provincial.

Debemos buscar -continúa- una constitución unitaria o federal pero huir de la que tenga un carácter mixto.

Se refiere de nuevo a los tiempos modernos y termina diciendo que donde no hay Libertad hay opresión y donde hay opresión
no hay justicia.

El señor Fernández Díez fue muy aplaudido.