Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

viernes, 16 de noviembre de 2018

Desde la altura


Por Andrés Torre Ruiz


(nació en Munilla, 1882)

(La Rioja, diario político, 6 de octubre de 1908, p. 1) 

He subido a la cumbre bien amada / y he pisado la nieve inmaculada / que besa el sol cuando despunta el día / con temblor palpitante,/ como un recién nacido besaría / la patriarcal melena de un gigante.

Aquí es donde las águilas veloces / cruzan el cielo con las alas combas,/ y son murmullo las airadas voces,/ y son susurro ls revueltas trombas.

Aquí en la altura se arrodilla el alma,/ y escucha el hombre con fervor contrito,/ el ritmo eterno, la implacable calma,/ y la sublime voz de lo infinito.

He subido a la cumbre./ El Padre Sol en el cenit se inflama,/ y son sus hebras de dorada lumbre / inmenso mar de creadora llama.

Cuando su luz desciende,/ pone un fulgor sobre las pardas rocas,/ y la tierra fecunda se abre y hiende / en grietas mil como anhelantes bocas.

En la falda del monte que se eleva,/ como un misal abierto / sobre el augusto altar de la llanura,/ corre por las encinas savia nueva,/ y hay un confuso temblador concierto / entre los pliegues de su sombra oscura. 

En cada verde rama florecida,/ todo nido es un cáliz milagroso,/ donde se obra el misterio prodigioso / y el amor se hace carne y se hace vida. / El monte guarda amor: en su penumbra / rompe la plenitud de tod germen,/ y el polvo de oro de la luz alumbra / secretas ansias que en los seres duermen. 

Cada tronco jugoso,/ cada insecto que vuela rumoroso,/ cada brote fecundo, cada extendida fibra,/ es la cuerda de un arpa donde vibra / el alma universal madre del mundo.

Desde las altas cumbres de la tierra / y desde la granítica y segura / cumbre del pensamiento,/ todo se modifica y transfigura:/ la muerte es la sombra que no aterra / todo luchar una armonía
encierra,/ y todo tiene vida y movimiento.

Ante mis mudos ojos asombrados, / las azules montañas se aparecen / como tropel de monstruos encantados / los verdes montes que en su falda crecen,/ son cámara fecunda y recatada,/ por el amor bendita,/ y la parda llanura dilatada,/ por los surcos cruzada,/ ¡es una frente inmensa que medita!

¡Hosca llanura de mi tierra hidalga! / ¡Solemne panteón de glorias viejas! / ¡Dejad que a su recuento el verso salga como un enjambre zumbador de abejas!

¡Ay! ¡Cuántas veces al morir la tarde,/ cuando la última luz palpita y arde / con rojizo fulgor de oro fundido,/ tu voz severa, paternal y augusta,/ ha puesto sus palabras en mi oído,/ y la fe de mi poder ha revivido / amplia, triunfante, juvenil, robusta!

Porque tú eres la cuna de los fuertes,/ y en tus canciones viertes / como una llamarada de consuelo,/ la contextura recia de tu suelo,/ el severo rumor de tus crepúsculos,/ y el callar de tus noches bien serenas...

¡Eres la madre de las almas buenas,/ de los hombres austeros todo músculos,/ y de las hembras arrogantes, plenas!

El torbellino de la lucha, atrajo / tu espíritu en pretéritas edades.

¡Hoy eres un inmenso Tiberiades / calmado por el Cristo del Trabajo!

¡Página que recuerda eterna gloria! / ¡Manantial de purísima belleza! / ¡Eres un yunque!¿Sobre ti la Historia / fundió 
el alma española en una pieza.

Al arrancar en el cordaje tenso / de la lira, mi canto a lalla nura,/ vigoroso e inmenso,/ no, no es de más si la pasión fulgura,/ si la voz tiembla y la mirada brilla,/ porque ella es la mansión de mis amores,/ y el vetusto solar de mis mayores donde quiero morir ¡Ella es Castilla!

Castilla, sí. Cuando su nombre brota / como vibrante nota / hay un fuerte temor de orgullo sano, y en comunión altruista y secreta / se abrazaban mis ensueños de poeta / con mi austero pensar castellano 

¡Hogar de profundas rebeliones! / ¡Cuna de las arraigadas convicciones! / ¡Vestal de las sublimes libertades guardadas a través de las edades por su espíritu audaz, noble y entero!... / 

¿Qué césar osaría esclavizarte,/ si cada castellano por guardarte,/ lleva en su corazón un comunero?

En el glorioso y secular camino / que recorriste con segura planta,/ con palio de laurel te ornó el destino,/y fuiste en el ayer tres veces santa.

Madre de un pueblo enérgico y valiente,/ fundiste a España en un brazo ardiente;/ y tu entereza, que jamás se doma,/ llevó a un virgen remoto continente,/ el fuego de tu Dios y el de tu idioma.

Hoy, nuevo Prometeo encadenado,/ encuéntrese tu espíritu enclavado / en la meseta, corazón de España,/ y no te falta un hijo que te ofenda / y como buitre mísero pretenda hundir su pico en tu sangrienta entraña.

Pero no te acobardes ni te asombres,/ y sobre las miserias de los hombres,/ vierte el agua lustral de tu cariño / que purifica y que redime todo... 

¡Tu nombre pasa sobre el sucio lodo / impoluto y trunfal, como el armiño!

Piensa en lo porvenir, descorre el velo / que en su eterna labor forman las horas; / ¡en el ancho horizonte de tu cielo aun brillan para ti muchas auroras!

Oidme, peregrinos soñadores,/ los que traéis al mundo la sagrada / misión de convertir en gayas flores / todas las inquietudes y dolores / que cruzan vuestra frente atormentada;/ los que adoréis en la belleza pura,/ y a su armoniosa desnudez eurítmica,/ ponéis como flotante vestidura / el gran tesoro de la forma rítmica; / los que sabéis sondar en los futuro / con ojos de condores o profetas:/ ¡Escuchad mi consejo y mi conjuro!/¡A vosotros os hablo!¡Oid, poetas!:

No rindais parias a la musa exótica / que cruza los jardines autumnales / como una sombra pálida y clorótica rememorando ensueños virginales.

Sea vuestra rotunda poesía / como el acero vibrador y terso / y poned en la médula del verso / restallidos y chispas de energía.

¡Que haya en ella pasión! ¡Ritmar la estrofa / al compás de la sangre en vuestras venas; / y despierte doquier placeres, penas,/
odio, alegría, compasión y mofa!

¡Para los gritos que en el mundo oísteis / tened siempre una nota de consuelo,/ y alentad la esperanza y el anhelo / en la tierra bendita en que nacisteis!

Fundid el alma de Castilla entera, / y cincelada con martillos de oro,/ como Dios creador quiso que fuera:/ noble, meditativa, amplia y severa,/ todo arrogancia y material decoro.

Y aunque su historia es grande y ensalzada,/ no la orienteis hacia la edad pasada,/ -siempre todo pasado es algo muerto / -ni la dejéis vivir petrificada / como la muda Esfinge del desierto.

¡Ponedla cara al sol! Que haya en su frente / esa luz increada,/ a cuyo resplandor tiembla el creyente,/ y el ansia de avanzar en su
mirada,/ que todo lo adivina y lo presiente.

¡Orientadla hacia mundos ideales / donde todos los hombres son iguales,/ y la justicia en maternal abrazo / duerme a la humanidad
en su regazo;/ donde libre y tranquila la conciencia / bebe en las puras aguas de la Ciencia / la Verdad que la ensalza y la redime,/ donde nadie tiene hambre y nadie gime,/ donde la luz del bien crece y se aviva,/ donde el amor, excelso soberano,/ teje una universal guirnalda viva / con los hombres cogidos de la mano!

¿Hipótesis o ensueño? ¡quien lo sabe! / Acostumbraos a guiar la nave,/ como Colón hacia inseguros puertos;/ sed como nuestro padre don Quijote,/ y para desfacer torpes entuertos / llevad siempre la lanza en estricote.

¡Luchad, que nunca lucharéis en vano!/ y pensad en el vate castellano,/ que nos dejó al morir la rica ofrenda / de sus más adoradas ilusones; / pensad que aún vive y sin cesar os grita:

¡Sursum corda! Elevad los corazones / hijos nacidos de mujer.La senda / es escabrosa, pero no infinita.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Mensaje

(Castilla, revista regional ilustrada (Toledo), nº 23 (25 de febrero de 1919), p. 27)



Al Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros y a las Cámaras de Comercio e Industria de Castilla la Nueva, Castilla la Vieja y León.




La Cámara de Comercio de Toledo, reanudando la historia de las reivindicaciones castellanas, aspira a preparar un movimiento de opinión, distinto del de las Comunidades y de la Unión Nacional, dos intentos malogrados, por falta de conciencia colectiva. El primero tuvo tres mártires y el segundo uno, que murió sólo, porque los apóstoles, que hace 20 años le seguían, hipotecaron el credo castellano a la corrupción, que anatematizaban. Esos apóstoles viven. ¡Y cómo viven!. Con escarnio, con vilipendio del propio decoro y del decoro nacional; en comandita de publicidad y de orgía, para frustrar los movimientos sanos de opinión, incorporándose a ellos con las más impuras intenciones.


Las colectividades, que en Castilla defienden intereses tan santos como los de la cultura y de la riqueza del pueblo castellano, no deben consentir, ni un minuto más, que los falsos redentores, que
llevan en la conciencia salpicaduras de lodo y en sangre impuros mestizajes, se arrogan la representación de Castilla, después de haberla entregado de pies y manos atada, a quien le impuso nuevamente el yugo.

Nuestra misión es pedirle al Poder cuáles son sus deberes, para con la Nación y para Cataluña, y hacer un examen de conciencia pública de los derechos y fueros castellanos. Para eso pedimos una Asamblea magna, con la colaboración de las Cámaras de Comercio de las tres Regiones castellanas y con la representación del Gobierno, convocada en esta ciudad de los Concilios, en esta ciudad, cuyo escudo, hay un águila, cuyas alas simbolizan el ideal para volar por el cielo, y en cuyas garras está la fuerza, para defender su derecho a la vida, base y condición de todos los derechos y deberes cívicos. En la plaza de Padilla, de la ciudad de Toledo, sembrada de sal, retoñaron estos brotes de espíritu castellano.

La Cámara de Comercio de la Imperial ciudad se cree obligada a esparcir por la tierra y por la conciencia castellana, esta simiente de libertad, santificada con la sangre del pueblo y de sus caudillos
en Villalar.

Venimos, pues, a continuar la historia de las reivindicaciones castellanas, ante el Poder central, recogiendo las necesidades, los problemas vivos del pueblo castellano. Queremos reivindicar nuestra
libertad plena; pero puesto que España y la Nación son hijas del esfuerzo de nuestros padres, no hemos de consentir, que se despedace un patrimonio espiritual y territorial, común, del cual, por espacio de cinco siglos, nos alimentamos todos como hermanos, cobijados al amparo de una madre única y de una tradición idéntica. (...)

viernes, 2 de noviembre de 2018

Asociación de Escritores Regionalistas Castellanos

(La Región (Santander), 29 de mayo de 1936, p. 8)


Se ha celebrado la asamblea para constituir la Asociación de Escritores Regionalistas Castellanos, asistiendo un número escogido de escritores, además de valiosas representaciones.

Se acordaron los Estatutos por los que se ha de regir la Asociación y quedó constituida con gran entusiasmo la Asociación de Escritores Regionalistas Castellanos, con domicilio en Madrid, calle Don Felipe, 10, tercero, la cual ha de proporcionar días de explendor a los valores de Castilla, y ha de cooperar a formar una conciencia regionalista castellanoleonesa.

Se nombró la Junta directiva, que quedó compuesta por don Gregorio Fernández Díez, presidente; don Manuel de la Parra y de la Cruz, vicepresidente; don Albino Sanz, secretario general; don Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña, vicesecretario; don Carlos Alonso Sánchez, tesorero; don Fausto González Hermosa, vocal representante de Castilla la Nueva; don Felipe de las Heras, vocal de Castilla la Vieja; y don José Antonio G. Santalices [sic], vocal representante de León.

Se establecieron normas para la labor a desarrollar por los asociados destacándose las de propaganda oral y escrita, actuación de todos los asociados en cuantas manifestaciones económicas, artísticas y de otra índole, siempre que no fueran políticas y apoyo de la Asociación para todo lo que redundara en beneficio de Castilla, como región y como parte integrante del país.

Se acordó iniciar las gestiones y trabajos pertinentes para la organización de una revista que fuese órgano de la Asociación.

Se levantó la asamblea en medio del mayor entusiasmo.