Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

domingo, 22 de marzo de 2015

José María Orense, firmante del PFC y antiesclavista


José María Orense Milá de Aragón Herrero (Laredo, 28 de octubre de 1803 - Astillero, 29 de noviembre de 1880) fue un político demócrata y periodista.



Marqués de Albaida, se incorporó a la Milicia Nacional durante el Trienio Liberal (1820-1823) para luchar contra las partidas realistas de la Montaña; en 1823 huyó a Inglaterra y viajó por los Estados Unidos y Francia; volvió con la amnistía de 1833 y de inmediato participó en la Junta de defensa de Santander a favor del liberalismo.


Conspiró con Eugenio de Aviraneta en 1834 y estuvo encarcelado en 1834. Se dio a conocer por sus escritos en El Duende Liberal y El Tribuno a favor de una lectura republicana de la Constitución de Cádiz. Fue diputado por Palencia y Santander en distintas ocasiones entre 1844 y 1856, con intervalos de activismo republicano que le valieron persecuciones y huidas al extranjero. En 1856 intentó organizar una revolución contra O'Donnell y fue desterrado.


Continuó su agitación republicana por todos los medios, en conspiraciones y escritos y prensa, y dentro del Partido demócrata encabezó una dura polémica con Garrido y sus ideas socialistas propugnando el individualismo republicano. Diputado en las Constituyentes de 1869, al aprobarse la monarquía como forma de gobierno abandonó la Cámara y participó en la cadena de insurrecciones republicanas de 1869, dirigiendo la sublevación en Béjar. Aquel mismo año de 1869, Orense participó de la firma del Pacto Federal Castellano, también llamado de Valladolid.


Cuando en 1870 se proclamó la República en Francia, organizó una legión de voluntarios para ayudar a sus correligionarios galos. Pretendía una federación latina. Con la proclamación de la Primera República en España, fue proclamado presidente de las Cortes, pero dimitió al encabezar el retraimiento de los diputados intransigentes con la política de gobierno de Francisco Pi y Margall. En 1874 se retiró a Francia y volvió en 1877 para morir en 1880 en Santander.


En 1869, Orense defendió la abolición de la esclavitud Cuba y Puerto Rico. Diputado electo por la provincia de Palencia en las elecciones de 10 de mayo de 1873.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Metano y la huella de los gases de efecto invernadero desde las formaciones de esquisto

(Resumen del artículo "Methane and the greenhouse-gas footprint of natural gas from shale formations" en Climatic Change, June 2011, Vol. 106, Issue 4, pp 679-690)

Por Robert W. Howarth, Renee Santoro y Anthony Ingraffea
(Cornell University)

Evaluamos la huella de gases de efecto invernadero del gas natural obtenido por fracturamiento hidráulico -conocido habitualmente por fracking- de formaciones de esquisto, centrándonos en las emisiones de metano.

El gas natural se compone principalmente de metano, y del 3,6% al 7,9% del metano de la producción de gas de lutita que se escapa a la atmósfera en la ventilación y las fugas durante la vida útil de un pozo. Estas emisiones de metano son al menos un 30% mayores y quizá más de dos veces las de gas convencional. Las mayores emisiones de gas de esquisto se producen en el momento en el que los pozos están siendo fracturados: el metano escapa de retorno del flujo de devolución de fluidos de perforación. El metano es un potente gas de efecto invernadero, con un potencial de calentamiento global que es mucho mayor que el del dióxido de carbono, sobre todo en el horizonte temporal de las primeras décadas posteriores a la emisión. El metano contribuye sustancialmente a la huella de gases de efecto invernadero del gas de esquisto en escalas de tiempo más cortas, dominándolo en un horizonte temporal de 20 años.

La huella de gas de esquisto es mayor que la de gas convencional o aceite cuando se ve en cualquier horizonte temporal, pero particularmente más de 20 años. En comparación con el carbón, la huella de gas de esquisto es, al menos, un 20% mayor y quizá más de dos veces tan grande en el horizonte de 20 años y es comparable cuando se compara más de 100 años.

jueves, 12 de marzo de 2015

España y su futuro: Castilla, la cuarta nación de España

(Artículo en Ya)

Por E. de Prado (León)


El catalanismo político hace una operación, desde hace muchos, muchos años, que consiste en confundir deliberadamente 'lengua' con 'nación', nación con lengua.

Y confunden a España y a los españoles no avisados o que reflexionan poco.

La tónica general es hablar de 'cuatro naciones'. No seis, ocho, nueve, diez (en una hipotética España Nacion de naciones); sólo cuatro. Una derecha catalanista denomina a La Cuarta nación "España" (sin Galicia, País Vasco y Catalunya) pero una izquierda y otra derecha separatista denomina a esa Cuarta nación: "Castilla".

No les importa caer en la contradicción enorme de denominar a todo el resto como "Castilla", incluso a sabiendas de que incluyen impropiamente dentro de Castilla a: Navarra, Murcia, Canarias, Andalucía (una Andalucía que si bien fue históricamente la Novísima Castilla, hoy no lo es), y por supuesto incluyendo impropiamente a la Región Aragonesa como de CASTILLA. Pero en Madrid y resto de España no se dan mucha cuenta de la trampa que lleva incluida. De las trampas.

Y no les importa porque 'in mente ' ellos van más allá. Siempre mucho más allá.

- Primero, no les interesa aclarar las cosas al enemigo; siembran la confusión en el espacio del adversario (para España, y los incautos españoles)

- Segundo, se guardan bajo la manga un Plan: el Plan B.

En el fondo, ellos están pensando siempre en Cataluña y además en sus Territorios a anexionar. Plan B.

Sólo los que no frecuentan Barcelona o los indocumentados o incautos, desconocerán que hoy Cataluña esta preñada de Pegatinas y carteles INDEPENDENTISTAS por doquier, que INCLUYEN un Mapa, el mapa de Cataluña, + islas Baleares + Comunidad Valenciana + sur/este de Francia + franja amplia -de norte a sur- de todo el Este de la Región Aragonesa.

Ellos lo denominan Países Catalanes (Països Catalans) denominación muy TOTALIZADORA, totalizante, pese a que la lengua catalana no es la única allí y aunque sólo sea lengua propia primera ó materna del 50% de sus poblaciones respectivas, o algo menos.

La pretensión TOTALIZANTE es clara.

Tanto es así que el Estado ha sido incapaz de que, por ejemplo, TV-3 se ciña al mapa de la Comunidad Autónoma de Cataluña y deje de incluir los otros territorios citados arriba. Nadie ha sido capaz de impedirlo.

De hecho, cuando el viajero llega a la Estación de Sants- Estació de RENFE, en Barcelona se encuentra un gran espacio abierto que se han cuidado mucho en que se denomine y en que todos se enteren de que se denomina Plaza de los Países Catalanes (plaça dels Països Catalans).

La confusión de legua con nación, les ha sido muy útil. La insistencia en imponer la Inmersión Lingüística en la enseñanza, todo en catalán, todos en catalán, ha sido y es una decisión política y metapolítica.

El engaño ha consistido en hacer creer al resto de los españoles que es y se trata de una exigencia cultural y lingüística. Y lo han logrado, porque España es muy torpe.

Si España hubiera defendido (por ejemplo como Rusia a los rusohablantes en / de Crimea), con dignidad , que los hablantes de la lengua española o castellana como propia suya, primera o materna tuvieran o hubieran tendido en Cataluña todos sus derechos de lengua asegurados (con independencia de que todos deben aprender bien, incluso muy bien, el Catalán) y la Enseñanza en su lengua materna, la estrategia SEPARATISTA de confundir 'LENGUA' con 'NACIÓN' (para luego pedir que a cada NACIÓN debe corresponder un ESTADO, y que cada Estado debe ser soberano e independiente) HUBIERA resultado anulada, neutralizada, ROTA, en la Comunidad autónoma de Cataluña pero también en los Països Catalans . Y su afán posterior de TOTALIZAR (Una lengua = Una nación = Un Estado propio) no hubiera triunfado.

Pero España ha sido y es muy torpe. Y lo es su Estado y gobiernos sucesivos.

La torpeza de España y del Estado ha sido inmensa en estos años.

Una vez que ya todos los catalanes saben catalán por 'inmersión forzosa', luego, mediante el proceso de 'cambio de lengua', inducido y presionado socialmente pero sobre todo políticamente y desde el gobierno autonómico, y en una segunda fase, se logra la 'LENGUA ÚNICA'. Y sin solución de continuidad se aplica el principio, --por muy falso que sea, por muy elemental y burdo que resulte, pero que España acepta acríticamente--, de que en España "lengua" equivale a "nación". Nación equivale a derecho a tener un Estado propio. Y el Estado propio tiene que ser soberano, para ser Estado.

Y entonces, y por mucho que a algunos les parezca 'inverosímil, ''imposible', tenemos a hijos, nietos y biznietos de andaluces, murcianos, extremeños, castellanos, aragoneses, gallegos, ya 'normalizados' en Catalunya, caminando alegremente a ocupar su sitio en la "V" independentista, porque la colmena, el hormiguero, la Abeja Reina, les ha dicho a dónde tienen que ir, dónde colocarse, qué camiseta ponerse y qué cosas deben y no deben 'pensar' y 'decir'.

Se ha cerrado el círculo.

De otra parte, ellos saben que Aragón no es Castilla, que Canarias no es Castilla, que Navarra no es Castilla. Tampoco lo son Asturias y Extremadura pero ambas regiones podrían aceptar ser parte del Estado compuesto Castellano en una hipotética federación o confederación de Estados Españoles. Pero nunca Murcia, Canarias o Andalucia lo aceptarían. Aragón o Navarra, menos. Pero cuanta más inquietud siembren en las filas enemigas, ellos creen que mayor será su sublevación y la protesta allí. Y de eso también se trata.

Lo importante es dividir al enemigo pero aunar fuerzas en los campos propios.

Como también se trata de que aparezca como 'inverosímil" que Baleares y el reino de Valencia sean "Castilla" (Artur Mas parece lo dice arriba, pero no... cuidado….) y por lo tanto más fácil es sacar la conclusión contraria: que Son Països Catalans.

Así que siembran confusión en el espacio del adversario, mientras tienen muy pero que muy claro el suyo: Países Catalanes; Navarra con Vascongadas y Galicia fuera de España nación, y/o fuera de Castilla nacion (según los casos).

España apenas ha empezado a dar respuesta a todo el constructo nacionalista, TOTALIZANTE, iniciado con las Bases de Manresa, y ya ha llovido, a finales del siglo XIX (19).

Pero sin tener en cuenta todos estos elementos políticos, sociopolíticos, lingüísticos y político-lingüísticos, arriba sólo apuntados, no es posible entender hoy "el Problema de España" y lo que está pasando en Cataluña y Países Catalanes, básicamente por graves dejaciones, torpezas, claudicaciones, omisiones y 'concesiones ' de España y del Estado, aunque obviamente los separatistas lo pongan del revés.

Obvio. Ellos dirán que se ha llegado a esto 'porque se le ha dado poco'.

Lo correcto es que los españoles tengamos claro que todo esto ocurre y viene porque el Estado, España, les ha NEGADO demasiado poco, ---contrariamente a lo ocurrido por ejemplo en la lucha contra el terrorismo y ETA-- en el Camino de la secesión, y de la deslealtad a España y a la Constitución de 1978.-

martes, 10 de marzo de 2015

Realidades políticas: lo viejo y lo nuevo


(Artículo en El Pueblo, 17 de enero de 1925, p. 1)


Por Julio Senador Gómez (Cervillego de la Cruz (Valladolid), 1872-Pamplona, 1962)

Me parece un caso digno de meditación esta enseñanza de la Historia. Todas las libertades esenciales que el hombre moderno se afana por lograr existieron, hace muchos siglos con el poder de los reyes absolutos y se han ido perdiendo en el régimen llamado de las conquistas democráticas.

En la Edad Media había libertad municipal. Los concejos eran dueños de su término y disponían de los bienes sin ninguna restricción.

No todas las villas eran tranquilos realengos. Sobre muchas pesaba su señorío; pero, aparte del derecho de behetrías, tampoco era posible la emancipación, unas veces por la fuerza y otras por dinero. Escobar, en su "Crónica" cuenta que los de Sahagún se sublevaron contra sus señores los frailes, haciéndoles refugiar en escondrijos "ansí como los ratones en las cuevas". Los de Dueñas pagaban en oro su independencia al conde Buendía.

Para el aprovechamiento de las tierras formaban comunidades, cada una de las cuales se constituía como verdadero Estado autónomo. Ejemplos, las de Cuéllar, Íscar y Olmedo, en las regiones pinariegas de Castilla.

Hasta los lugarejos más insignificantes se ayudaban por la federación. La Comunidad de Nuestra Señora de Neguillán apenas reunía doscientos vecinos, repartidos entre los pueblos de Sanchón Castrillo y Torganillo (que hoy ya no existen), La Fuente, Navas de Oro, Villeguillo, Ciruelos, Moraleja, Barnuy, Santiuste y Villagonzalo.

El aprovechamiento colectivo de las tierras evitaba el pauperismo. Había, pues, una libertad civil fundada en la independencia material y en la igualdad social fundada en la igualdad económica, puesto que los ciudadanos podían ser más pobres o más ricos: pero ninguno carecía de lo necesario.

Su consecuencia era la libertad electoral. No dependiendo nadie de un salario, tampoco necesitaba doblegarse a ingerencias en la emisión de su voto para regiodores o procuradores en Cortes.

Había libertad de reunión. Para cualquier asunto se juntaban los vecinos "a toque de campana", sin otras limitaciones que las exigidas por el buen orden de la discusión. Me parece recordar que es en las Ordenanzas municipales de Vega de Doña Olimpa donde se establece que el que hable demasiado pague un real de multa, y si habla a voces, pague dos.

Había libertad de asociación. Se rechazaba a los indeseables. Los concejos plebeyos negaban el empadronamiento a los nobles, porque solían querer sustraerse, como privilegio, al pago de las cargas vecinales.

Había libertad jurisdiccional. Hasta las industrias se reglamentaban, según la conveniencia de cada lugar. Las Ordenanzas de Becerril de Campos prohibían echar agua al vino..., "nin vino al agua".

Aspectos geopolíticos: el problema demográfico nacional

(Artículo en Economía mundial, julio 1944, p. 515-516)

Por Gregorio Fernández Díez (Quintanamanvirgo (Burgos), 1891-Barcelona, 1954)

En algunas naciones de Europa el problema demográfico nacional guarda íntima relación con el de los espacios vitales. En otros, como en Francia, teniendo territorio suficiente y fuentes de riqueza que aprovechar, el problema está en el crecimiento de la población se mantiene estacionario y en que los campos se despueblan en grado alarmante volcando la gentes sobre las grandes ciudades o concentraciones industriales.

Pero en España el problema no es solo idéntico, sino que adquiere mayor gravedad que en Francia, porque la densidad de población es allí 76'1 habitantes por kilómetro cuadrado y en España de 46'84 para un territorio escasamente inferior en extensión y porque la distribución geográfica del factor humano, es más armónica que en nuestro país, en el que su desigual distribución presenta diferencias extremas, entre unas y otras provincias y regiones, justificadas en ciertos casos, pero no siempre, por motivos geofísicos.

España, se dice, es después de Suiza el país más montañoso y elevado de Europa, y Suiza sin embargo tiene una densidad de 100 kilómetros por kilómetro cuadrado; se dice que España es muy árida y seca, pero más lo es Grecia cuya densidad es de 49'8 habitantes por kilómetro cuadrado; es que pese al desarrollo de su litoral, se ha dicho, predominan en ella las inferiores excesivamente distantes del mar, pero Hungría y Polonia (no hablemos ya de Bohemia) con sis 94'4 y 84'1 habitantes por kilómetro cuadrado, siendo como son naciones interiores desmienten ese tópico. Esos casos son dignos de investigación y estudio por parte de quienes deben encauzar nuestra pobre y triste situación demográfica.

La escasez de nuestra población es algo que abruma. Desde luego aseveramos con el ilustre fallecido geógrafo don Emilio A. del Villar, que el medio climático influye menos de lo que el vulgo cree en la fijación de las aglomeraciones humanas. Así en Ottava hace más frío que en Burgos, y en Río de Janeiro más calor que en Sevilla.

Ahora bien, las comunicaciones y las producciones del suelo y subsuelo es evidente que influyen en la habitabilidad de la comarca.

Nuestra menor densidad humana es patente en relación a países cuyo factor geográfico es inferior y defectuoso con respecto al nuestro. En el caso de Polonia y Francia hay que convenir en que nos aventajan por la riqueza y explotación de su subsuelo y por la posición geográfica, bien entendido que la nuestra es mucho menos favorable de lo que con sobrada ligereza se ha cantado. Pero de esto otro día hablaremos.

Las expresadas circunstancias justificarán siempre nuestra menor densidad de habitantes en relación con las naciones de tipo industrial, pero nunca explicará el notorio atraso en el desarrollo de nuestro factor humano, arrastre, acaso, de la época del descubrimiento, conquista y colonización de América y consecuencia también de nuestra movida historia.
Por tales arrastres, la población de España no puede cifrarse a la hora de ahora en más de 26 millones de habitantes. El hecho demográfico hay que contrastarle con el espacio vital de España está no solo en la extensión del territorio, sino en las riquezas naturales del mismo, desde los terrazgos a los bosques, desde los saltos de agua a los yacimientos mineros del subsuelo inexplotados.

Aunque el éxodo del campo no es un problema peculiar de España, fuera conveniente atajarle. En el decenio de 1920 a 1930 le cifraba nuestro Instituto Geográfico y Estadístico en 85.000 personas anuales que se dirigían a las ciudades.

La población (otro hecho demográfico a meditar, según el doctor Vicens Vives) se encuentra en la periferia de la Península. Y ello ha de tener su adecuado reflejo en la balanza geopolítica del Estado español.

¿Puede contenerse este fenómeno? ¿Fuera conveniente contrarrestarle? Nosotros afirmamos categóricamente que geopolíticamente y desde un punto de vista económico, el fenómeno, el hecho de referencia, puede ser contenido en parte y en parte contrarrestado. Más aún, a la hora en que la consigna de nuestra reconstrucción económica y totalitaria es un imperativo categórico, la resolución de tal problema es el fundamento indeclinable de una verdadera y eficiente reconstrucción nacional.

Para hablar con claridad, digamos sintéticamente que hay que revalorizar en España las provincias interiores y singularmente las provincias pobres, problema justo y extremos absolutamente factibles, aunque justo es confesar que la planificación industrial y minera del Instituto Nacional de Industrias viene a confirmar con hechos la posibilidad de nuestra aseveración y tesis.

Para ayudar a la mayor composición de lugar del lector, digamos que en Francia, de 39 ciudades de más de 50 a 100.000 habitantes, 31 son interiores y 6 son litorales; de las 16 ciudades superiores a 100.000 habitantes sin llegar al millón, 10 son interiores más París, y 6 son litorales. En cambio en España los términos se invierten: de 16 poblaciones de 50 a 100.000 habitantes, 11 son litorales y 5 interiores; de 11 poblaciones superiores a 100.000 habitantes, 6 son litorales y 5 interiores. En Alemania sólo 5 poblaciones litorales son superiores a 100.000 habitantes, pero en cambio 40 son interiores. Podríamos hablar de Polonia o de Rusia, pero no hay necesidad.

Lo que sí preciso consignar, es que 25 de las 28 provincias interiores de nuestro país no solo no logran la población media nacional de 46'84 habitantes por kilómetro cuadrado, sino que Ciudad Real tiene una densidad de 24'90; León, de 28'74; Lérida, de 25'55; Palencia, de 25'25; Toledo, de 31'89; Valladolid, de 36'41 y Zaragoza, de 30'75. Pero aun hay más; 7 provincias con 104.490 kilómetros cuadrados tienen una densidad humana que queda por bajo de la mitad de la media. Veámoslo: Albacete, 22'38; Cáceres, 22'52; Cuenca, 18'16; Guadalajara, 16'73; Huesca, 16'04; Teruel, 17'00; Soria, 15'14. Estos datos entristecen.

Hay cinco o seis capitales de provincia, de un tipo por su némero de habitantes, que solo encontraríamos en Albania o Portugal o por su latitud en Suecia o Noruega. Este tipo de capitalejas no existe ni en Siberia. ¿Puede enmendarse tan desconsoladora realidad? Afirmamos rotundamente que sí.

En un auténtico régimen de solidaridad económica nacional corregir tales hechos que no son fatales y alterar el valor demográfico y en suma geopolítico de ciertas comarcas ha de ser, sin disputa, uno de los primordiales problemas básicos del país. Y si todo el país tiene derecho al auge y a la prosperidad, convengamos en que el Estado, por razón de tutela nacional, tendría que apoyar más generosamente a las provincias pobres de España que, en rápidas viñetas o estampas, van a desfilar por estas columnas. Será entonces cuando estudiaremos, una por otra, sus posibilidades y sus riquezas naturales inaprovechadas, sus defectos geofísicos, los medios de acrecer su población, de establecer sobre ellas oasis industriales... porque la verdad escueta es que muchas de las provincias pobres de España no lo son por agotadas: acertaríamos mejor diciendo que están vírgenes.