Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

martes, 23 de junio de 2020

Un proyecto industrial para Castilla y León


Por Félix García de Pablos

(Doctor en Derecho)

(Diario de Ávila, 12 de noviembre de 2018)

Castilla y León a lo largo de su reciente historia no ha podido o sabido integrarse en un proyecto industrial que permita un desarrollo económico de la región. Eliminada su industria textil por la presión fiscal de los Austrias y la competencia extranjera, Castilla se vio marginada del desarrollo derivado de la libertad comercial de los siglos XVII y XVIII y no pudo incorporarse a la Revolución industrial del siglo XIX, quedando marginada para siempre.

Tampoco las autoridades estuvieron prestas a su desarrollo, veamos como ejemplo la potencialidad hidroeléctrica de nuestra región. En efecto, la producción de electricidad se desarrolló en el siglo XIX, situándose las “fábricas de luz” dentro de las ciudades en un principio, produciendo electricidad a través de calderas de carbón o de gas, o bien mediante la utilización de motores diesel. Sin embargo, la hidroelectricidad tenía la ventaja del combustible, la simple fuerza del agua, la “hulla blanca”, las ventajas de las centrales hidroeléctricas derivan de la utilización de la fuerza motriz del agua, por lo que surgió la posibilidad del uso de le energía eléctrica para mover la maquinaria industrial de las provincias vascas y de Cataluña en España.

Situación que debió ser aprovechada en Castilla a comienzos del siglo XX, para generar un desarrollo de la industria en nuestra Comunidad mediante la utilización del potencial hidroeléctrico del río Duero. Por el contrario, este aprovechamiento iba ser otorgado injustamente a la burguesía vasca, a través de las empresas ligadas a los bancos Bilbao y Vizcaya.
En efecto, el 19 de julio 1901 se fundó en Bilbao Hidroléctrica Ibérica, con la finalidad de atender la creciente demanda de energía eléctrica en las regiones industriales del Norte de España, comenzando con la explotación de la riqueza hidroeléctrica de la Cabecera del Duero para su envío a los puntos de consumo del Norte de España.
El desarrollo de la empresa Hidroléctrica Ibérica vino determinado por la explotación de los Saltos del Duero, con el salto de Ricobayo en primer lugar, así el 3 de julio de 1918 se constituyeron por una parte la “Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos” y por otra “el Consorcio de los Saltos del Duero” (aportando el Banco Bilbao el 50%, el 25% la Sociedad General de Transportes Eléctricos y el 25% restante D. Horacio Echevarrieta), con el objeto de llevar a cabo el aprovechamiento hidroeléctrico integral del río Duero. Dado que en el tramo inferior del río Duero, destaca la estrechez de su cañón y su desnivel, un gran tesoro energético, aunque las concesiones estaban situadas en el tramo internacional del río, en la frontera con Portugal.
No obstante, el 12 de diciembre de 1924, los derechos del “Consorcio “Saltos del Duero” se integraron en la Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos, naciendo la “Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos-Saltos del Duero”. Aunque el punto culminante de la citada operación vino cuando el día 23 de agosto de 1926 la Dictadura de Primo de Rivera otorga la concesión definitiva a la citada Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos-Saltos del Duero del aprovechamiento global del Duero y sus afluentes el Esla, Tormes y el Huebra. El planteamiento final creaba el salto del Ricobayo en el Esla (Zamora), una fuente de energía que era cinco veces superior al consumo nacional de entonces, e incluía posteriormente el aprovechamiento integral del Duero y sus afluentes, con una previsión de producción anual de 10.000 millones de kilovatios hora. Las obras de construcción del salto de Ricobayo sobre el Esla comenzaron en mayo de 1929 y el 4 de enero de 1935 comenzó el suministro desde este salto al Norte de España por la línea “Esla-Alonsótegui a 138.000 voltios, teniendo como primer destinatario al mercado de Bilbao y como primer cliente a Hidroeléctrica Ibérica.
El proceso culminó el 16 de septiembre de 1944, cuando se fusionaron las sociedades Hidroeléctrica Ibérica y Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos-Saltos del Duero, para dar lugar al nacimiento de Iberduero, dedicada a la producción de energía hidroeléctrica bajo la protección inestimable del Régimen de Franco.
En efecto, el apoyo del Régimen de Franco permitió la fusión de las Compañías citadas y el aprovechamiento de la Cuenca del Duero, un sistema hidroeléctrico con más de un centenar de centrales en el Duero y sus afluentes, en definitiva uno de los más espectaculares del mundo. Así en el año 1942 comenzaron las obras del salto de Villacampo, en 1943 el Salto de Castro y en 1948 comenzaron las obras del Salto de Saucelle.
El punto culminante de las obras constructoras de Iberduero fue “el aprovechamiento hidráulico de mayor potencia de Europa Occidental”, el salto de Aldeadávila, con una potencia total de 718.200 kilovatios en 1962. Aldeadávila supuso doblar la capacidad de producción de Iberduero, que al final se fusionó con Hidroeléctica Española en 1991, con el nacimiento de Iberdrola.
Esta situación de marginación de Castilla permanece en la actualidad, y en este sentido debemos recordar que las concesiones de los Saltos del Duero se concedieron el día 28 de agosto de 1926, bajo la Dictadura de Primo de Rivero, y los plazos de estas concesiones son eternos:
APROVECHAMIENTO FECHA CONCESIÓN FECHA DE FINALIZACIÓN
Villarino 23 de agosto de 1926 24 de febrero de 2045
Aldedávila-I 23 de agosto de 1926 23 de diciembre de 2037
Aldedávila-II 23 de agosto de 1926 28 de septiembre de 2061
Saucelle-I 23 de agosto de 1926 23 de noviembre de 2031
Saucelle-II 23 de agosto de 1926 28 de noviembre de 2031
Ricobayo -I 23 de agosto de 1926 14 de diciembre de 2039
Ricobayo -II 23 de agosto de 1926 14 de diciembre de 2039
Villalcampo I 23 de agosto de 1926 10 de octubre de 2024
Villalcampo II 23 de agosto de 1926 10 de octubre de 2024
Castro I 23 de agosto de 1926 22 de julio de 2028 
Castro II 23 de agosto de 1926 22 de julio de 2028
Por ello, los ciudadanos de Castilla y León debemos exigir el final inmediato de las concesiones hidroeléctricas del río Duero y concedidas antidemocráticamente bajo la Dictadura de Primeo de Rivera, de forma que su explotación revierta de forma directa y urgente en el desarrollo de nuestra región. No hay excusa que valga, nuestra Comunidad necesita que esa producción de energía verde y limpia impulse el desarrollo de Castilla.

viernes, 24 de abril de 2020

La Casa de León y Castilla

Por Fernando Blanco

(La Democracia (León), 23 de abril de 1926, p. 1)

Para el catalán hay en la península sólo dos razas: la suya y la castellana. El peninsular que no es catalán, es castellano siempre, aunque sea de Figueira da Foz, lo cual en cierto modo no deja de tener gracia (...) En Cataluña, singularmente en Barcelona, el forastero lo es siempre, por muchos años que leve allí residiendo. Y es aún más que forastero: extraño, extranjero. Y todavía más: podría decirse en casos enemigo. (...) El ambiente nos repele, nos es hostil. Por esto, la creación de sociedad, que bajo el denominador común de castellanismo -que no es igual que anticatalanismo- congregan en una fácil confraternización a los naturales de otras regiones, es aquí una verdadera necesidad. 

Comprendiéndolo así un buen número de vecinos castellanos y leoneses, se han agrupado en una simpática asociación a la que han dado título hogareño "Casa de León Castilla". (...) En el balcón principal, un emblema regional y una bandera española, parecen darnos la sensación de una Embajada o Consulado... de nuestra propia tierra. Y al acercarnos por allí, sentirnos un poco, algo así como si nos aproximásemos a casa.

lunes, 20 de abril de 2020

El castellanismo no se puede prohibir

Pedro Martínez Santamaría

16-11-2019

Quizá España se rompe desde hace 40 años, y es una tragedia. La lengua de Castilla es tan relevante porque se habla fuera de ella, en otros territorios de España o de Iberoamérica. Cabría preguntarse si el desguace de Castilla, desde hace 500, tiene algo que ver. Sin autonomía, Cataluña hará valer sus intereses igualmente (ya lo hizo con otros regímenes, singularmente con el de Franco, de fuerte crecimiento y de intensas emigraciones interiores de las que Castilla salió muy mal parada). En Castilla, cada provincia irá por su lado y envidiará a la provincia vecina o tratará de fastidiarla. Más importante aún que tener autonomía es ser región, que es algo que no se puede prohibir con ningún régimen político ni de ningún tipo, y no cuesta dinero ni duplicidades.

En un escenario sin autonomías, la solución está en la cooperación de las provincias castellanas que evite la ausencia de coordinación del pasado y los resultados trágicos que conocemos de despoblación, de castellanos desarraigados fuera, en otras regiones, etc.

El castellanismo no existiría de haber sido la Castilla germinal mucho mejor tratada. Tratar mejor a Castilla no era pedir mucho ni antes ni ahora.