Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

jueves, 31 de octubre de 2019

Un gran libro: El Valor de Castilla

(El avisador numantino, 24 julio 1926, p. 1)

Con amable dedicatoria, que mucho agradecemos, por que mucho nos honra, recibimos un ejemplar de la magnífica obra "El valor de Castilla". - (Estudio económico y semipolítico)- que ha publicado
el ilustre escritor don Gregorio Fernández Díez.

Es un trabajo meritísimo el que ha llevado a cabo nuestro querido amigo, complemento digno del que realizaron Picavea, Costa, Carretero, Represa, De la Serna y H. del Villar al estudiar problemas interesantes de la vida de España y de la actuación de Castilla.

Campea en la obra del señor Fernández Díez el optimismo redentor de los hombres que se enfrenten con los prejuicios de las gentes sin fe, sin arrestos y sin dignidad ciudadana, hábiles solo para injuriar a Castilla aplicándole defectos y dicterios, muy gastados en lucubraciones de los pseudo-intelectuales que aspiran a distinguirse lanzando falsedades deprimentes contra la región que fue la cuna de la nacionalidad española.

Castilla, la del "pardo sayal" la "silente plaza" la de la "sombra de Caín", la que ha consentido que en las paredes de su mansión señorial pegasen carteles infamantes algunos excéntricos literatos, de pobre ingenio y de mísera contextura espiritual, esta Castilla noble, generosa y mártir, tiene en el recio escritor señor Fernández Díez un defensor, que con razones, con números y con realidades, demuestra lo que es nuestra tierra, lo que significa, cuáles son sus virtudes y cuáles sus efectos.

Hace pocos días, leíamos en un periódico manchego, causándonos, no indignación, sino asco, entre otras majaderías, las siguientes:

Y Castilla es un ruinoso, y gigante Camposanto;
en Castilla todo es muerte, todo es luto, todo es llanto.
En Castilla ya no queda un espíritu con fe.
En sus llanos no germina ni fecunda la semilla;
es estéril el barbecho de las almas de Castilla
y en sus campos y en sus hombres, el Destino ha escrito: ¡fue!

Contra esta laya de poetastros simiescos, que usan un diccionario de voces, las cuales todas caben en la palma de la mano, aprendidas en la escuela decadentista; contra el egoísmo fanfarrón de catalanes
y vascongados, contra los castellanos que no tienen confianza en sus propios medios se alza el autor de "El valor de Castilla" abrumándolos con la lógica de los asertos y con el patriotismo de sus razones.

Expone el señor Fernández Díez en brillantes páginas, con prosa correctísima y viril, el inventario de la riqueza moral y material que atesora Castilla; fórmula acertados juicios, en los capítulos dedicados a la reconstrucción castellana, a los ferrocarriles; a la riqueza hidráulica, a la minería, a la repoblación forestal, a los riegos, a la agricultura y a la industria. Señala, por último, las normas que los castellanos han de seguir para exaltar su personalidad y hacer que sea respetada por propios y extraños, y para que la riqueza, mediante el útil empleo de la actividad, de la inteligencia y del capital, surja en las provincias castellanas esplendorosamente.

Coinciden las doctrinas y las ideas del autor de "El valor de Castilla", con las que nosotros, con menos destreza literaria, venimos divulgando y son fiel reflejo de las aspiraciones que sienten los buenos castellanos.

Hemos de solicitar del Sr. Fernández Díez que nos permita transcribir algunos capítulos de su transcendental obra, a fin de que nuestros lectores la conozcan.

Reciba el querido amigo, el ilustre escritor castellano, la expresión de nuestra gratitud por la justiciera defensa que hace del solar de nuestros amores.

lunes, 28 de octubre de 2019

Ferrocarril diagonal de Castilla: Béjar-Ávila-Segovia-Soria

Por Gregorio Fernández Díez

(El Adelanto, diario político de Salamanca, 17 de noviembre de 1929, p. 4)

Con los ferrocarriles denominados complementarios que actualmente se están construyendo (unos dos mil quinientos kilómetros), la verdad es que la estructura geográfica de España quedará alterada, ya que afectan a las comarcas, a los grandes espacios que carecían todavía del más eficaz medio de transporte en la vida moderna.

Las grandes masas de productos y las grandes distancias se han de transportar, se han de salvar económicamente, y por ello, las maderas, los carbones, los abonos, ladrillos, cementos, granos, bocoyes, etcétera, sin contar los ganados, volvamos a repetir que especialmente a grandes distancias no podrá aspirarse a que porte en camiones automóviles, cuyo radio de acción es limitado, y, por ello, hay que volver la vista al ferrocarril, hay que dejar de soñar en autopistas, lujo innecesario para nuestro país y convenir en que por otra parte, los automóviles y las carreteras no son, n pueden ser consideradas, sino como medio auxiliar de los caminos de hierro.

Para la construcción en España de nuevas líneas férreas es preciso tener en cuenta no los que necesita por su extensión territorial, sino los que son indispensables por su tráfico y por su número de habitantes, y, entonces, se deduce la necesidad de que los diecisiete mil kilómetros actuales lleguen, siquiera sea en un par de lustros, a veintidós mil, tanto porque todavía hay comarcas deficientemente servidas o apartadas de las líneas actuales, como porque el progreso nacional, lento, pero evidente y continuo, está marchando ahora con ritmo más acelerado, sin contar con que la agricultura, especialmente, ha de acrecer en términos insospechados a consecuencia de las obras y posterior irrigación a que darán lugar las Confederaciones hidrográficas constituidas o que en lo sucesivo puedan surgir.

Por ello considero que es llegado el momento de que cuatro provincias de Castilla se apresten a solicitar un ferrocarril común a todas, de alta conveniencia para las mismas: el ferrocarril diagonal de Castilla, por llamarle de alguna manera, el ferrocarril, digámoslo claro, de Béjar-Piedrahita, Ávila, Segovia, Riaza, San Esteban de Gormaz y Soria, o es su enlace con el de Santander-Mediterráneo, si es que no se quiere prolongarle hasta Logroño.


Tal ferrocarril, o cuando menos tal trayectoria, porque algunas secciones del mismo figuran incluidas en el plan de ferrocarriles regionales, le propuse yo, tres años hace, en mi libro "El Valor de Castilla", y consideré no solo que no es ningún disparate, sino lógico y conveniente para Castilla, y que es de tal naturaleza que las provincias interesadas deberían contar, y seguramente contarían, con el apoyo de las limítrofes, de las provincias hermanas, esto es,
de sus organismos provinciales, para recabar del Gobierno la construcción del mentado ferrocarril.

Esta línea férrea está plenamente justificada, porque numerosas comarcas de cada una de tales provincias, precisan comunicación de tan naturaleza con la capital, y, especialmente, la necesitan directa Ávila y Segovia con Soria, porque provincias hermanas es posible, no es lógico, que a estas alturas vivan unas de espaldas a las otras, sin trato, desconociéndose o poco menos.

Es presumible, claro está, que el gobierno accediese a la construcción, bien que condicionándo la seguramente a la colaboración, al apoyo económico de las provincias y de las localidades interesadas en su ejecución, sacrificio obligado, y desde luego, reproductivo, porque si la construcción es trabajo y alivio a la crisis campesina, una vez construido sería vida y actividad para los respectivos pueblos.

El ferrocarril Soria, San Esteban de Gormaz, Riaza, Segovia, Ávila, Piedrahita y Béjar, es preciso que se piense en llevarlo a vías de realización, aun cuando fuera de los denominados de carácter económico, como los del Norte de España, para reducir su coste, lo cual no sería difícil si los pueblos, las comarcas, las provincias a quienes afecta solidarizasen su esfuerzo, dejando a un lado la indiferencia, la apatía castellana, que es, acaso, la máxima dificultad para el logro de dicha aspiración.

Poner sobre el tapete este pequeño problema regional es lo que nos proponemos. Ahora, otros tienen la palabra.

domingo, 20 de octubre de 2019

Orientación ferroviaria e industrial de Soria

Por Píndaro

(Noticiero de Soria, 5 de julio de 1926, p. 1)

Pasaron las bullangueras fiestas de San Juan; la gente moza después de saturarse los bailes, tauromaquia, verbenas y fuegos de artificio vuelvan a su diaria labor, a su taller, a su comercio o a sus casas, conservando lo que queda de los tradicionales usos y costumbres, hasta el próximo año, en que se repetirá la función y el cartel con la única diferencia de que este cartel, el año que viene, podemos confeccionarlo con alguna sorprendente reforma que sirva de imán o atractivo por tierras del Cid y de la Montaña, toda vez que será un hecho la construcción del ferrocarril Santander-Mediterráneo y podrán visitarnos cómodamente, seguros, de hallar novedad y esparcimiento.

Y una vez más nuestra pluma, fiel interprete del pensamiento, recuerda o dibuja la trayectoria de un ferrocarril que abrirá espléndidos horizontes a nuestra ciudad, orientando el desarrollo de
su economía, industria y comercio a la sombra protectora de sus caminos de hierro que la explosionen y reanimen que la sirven de acicate y poderoso estímulo al resurgir de sus contenidas fuerzas e
iniciativas.

Reiteramos nuestra opinión, Castilla, Soria, sin abandonar su condición agrícola, es decir la tierra, el pan nuestro de cada día, debe ir ganando terreno y procurar su industrialización, ya que a ello le brinda el medio ambiente, las circunstancias del momento, la actualidad, el cruce de dos extraordinarias vías férreas, y al mismo tiempo el contar en su suelo y en su vuelo, aquellos elementos primordiales de materias necesarias al desarrollo y prosperidad de la industria, de la fábrica, de los altos hornos.

Dice el autor del "Valor de Castilla" "la humilde, la más humilde que pobre, Soria, con solo los ferrocarriles de Calatayud a Santander y el de Castejón, cambiaría totalmente de aspecto. Singularmente la capital con el cruce o empalme de las mencionadas líneas férreas, saldrá ganando muchísimo, siendo paso obligado, de un lado entre el Cantábrico y el Mediterráneo y de otro entre Logroño y Navarra con Madrid". Esto es, la expansión de su vida.

Alude a las ricas minas de Ólvega, a propósito del Soria-Castejón y advierte se está pensando en la instalación de altos hornos a base de esa zona minera, en Tudela.

Esto lo apunto para que tomen nota quien quiera que sea y a base de esa riqueza del subsuelo, Ólvega, Soria o Ágreda, minen el terreno, el ambiente, o alguna sociedad bancaria, para que arriesgue su  capital construyendo estos altos hornos, considerando que el que se adelanta gana.

Y de igual manera, que a lo largo del Valladolid Ariza, Soria debe fomentar inmediatamente la industria azucarera a lo largo del Santander-Mediterráneo, al cruzar el fecundando nuestra provincia,
debe instalar numerosas fábricas de maderas, muebles, resinas, papel; en Cidones y Soria, fábricas de cristal y vidrio por la abundancia de la sílice y por doquier la expansión de la lana y la rica manteca transformada en su renombrada mantequilla.

Castilla tiene poderosas energías morales y de cultura; solo esperan que algún valeroso caudillo las recoja, las encauce y las fomente; no debemos resignarnos a que monopolicen la industria nacional otras regiones, como Cataluña y Vasconia, favorecidas por el arancel, notablemente.

Puesto que cuenta Castilla con elementos propios, debe reconstituirse económica e industrialmente, creando una vida propia, dentro del extenso, "armonizando" su progreso agrícola con el industrial; sacudir nuestra indolencia, para no sentirnos inferiores a ninguna otra comarca o región.

Es una modalidad del sentimiento patriótico que estamos en el deber de propagar, afirmar el sentimiento castellano, no solo con un amor platónico a la tierra en que nacimos, sino anhelando y consiguiendo su progreso material, en mejoramiento industrial, siendo para ello lo más inmediato y urgente, lo fundamental y más político, construir en esta alta meseta de Castilla unos cuantos miles de kilómetros de ferrocarril y regar unos millares de hectáreas de secano.

Dadme un punto de apoyo y moveré la tierra, eso quiere Castilla y por ende Soria; vías férreas, unos pantanos o canales de riego y moverá floreciente la riqueza que atesora.

lunes, 14 de octubre de 2019

Carta de Gregorio Fernández Díez al Alcalde de Madrid (1943)

Barcelona, 2 de julio de 1943

Sr. D. Alberto Alcocer
Madrid

Muy señor mío:

Quince días hará que me permití escribir a usted manifestándole haber publicado en "El Economista" del 12 de junio, creo, que un documentadísimo y entusiasta artículo titulado "El Progreso industrial de Madrid y su Feria de Muestras". Alentaba ese certamen y ponía de relieve ser en efecto Madrid como provincia industrialmente la tercera y como ciudad la segunda de España; aplaudía el acuerdo de ese excelentísimo Ayuntamiento había tomado y denunciaba la oposición del editorial de 10 de mayo pasado de "Economía mundial" contra el futuro certamen. Ha tenido tan escasa prensa ese acuerdo que, sin necesidad de que yo le escribiera parecía lógico que la representación que ostenta, que hubiera dado las gracias al "Economista", pero me parecía natural una breve pero cortés respuesta a mi atento y desinteresado propósito. No concibo una descortesía como la que usted ha incurrido. Un mínimo de gratitud por esa ciudad, poco defendido siempre desde ahí y bastante atacada desde fuera, me habría aconsejado a mí, si inversamente hubiera ostentado su representación, a proceder más en armonía con los deberes de urbanidad. Claro que, recapacitando, no me sorprende. Somos paisanos, y no sé que jamás haya hecho usted nada ni por Briviesca, ni por Burgos, y debí figurarme que su interés por Madrid no sería mayor. No es lo mismo servir a Madrid que servirse de Madrid. En fin pobre gran villa. Con un alcalde burgalés y hace poco con un Presidente de la Diputación gallego está buena. Y nada más, señor, recomendándole que dé un repasito a una cartilla de urbanidad; soy de usted afectísimo, s.s., 


Gregorio Fernández Díez (rubricado); y si no le interesa que Madrid se industrialice, a mí plin. Y si no tiene usted el gesto de protestar contra la disposición de la Dirección de Comercio, que impedirá que la Feria sea nacional o internacional, solemne bofetada a Madrid, se dimite.