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lunes, 28 de octubre de 2019

Ferrocarril diagonal de Castilla: Béjar-Ávila-Segovia-Soria

Por Gregorio Fernández Díez

(El Adelanto, diario político de Salamanca, 17 de noviembre de 1929, p. 4)

Con los ferrocarriles denominados complementarios que actualmente se están construyendo (unos dos mil quinientos kilómetros), la verdad es que la estructura geográfica de España quedará alterada, ya que afectan a las comarcas, a los grandes espacios que carecían todavía del más eficaz medio de transporte en la vida moderna.

Las grandes masas de productos y las grandes distancias se han de transportar, se han de salvar económicamente, y por ello, las maderas, los carbones, los abonos, ladrillos, cementos, granos, bocoyes, etcétera, sin contar los ganados, volvamos a repetir que especialmente a grandes distancias no podrá aspirarse a que porte en camiones automóviles, cuyo radio de acción es limitado, y, por ello, hay que volver la vista al ferrocarril, hay que dejar de soñar en autopistas, lujo innecesario para nuestro país y convenir en que por otra parte, los automóviles y las carreteras no son, n pueden ser consideradas, sino como medio auxiliar de los caminos de hierro.

Para la construcción en España de nuevas líneas férreas es preciso tener en cuenta no los que necesita por su extensión territorial, sino los que son indispensables por su tráfico y por su número de habitantes, y, entonces, se deduce la necesidad de que los diecisiete mil kilómetros actuales lleguen, siquiera sea en un par de lustros, a veintidós mil, tanto porque todavía hay comarcas deficientemente servidas o apartadas de las líneas actuales, como porque el progreso nacional, lento, pero evidente y continuo, está marchando ahora con ritmo más acelerado, sin contar con que la agricultura, especialmente, ha de acrecer en términos insospechados a consecuencia de las obras y posterior irrigación a que darán lugar las Confederaciones hidrográficas constituidas o que en lo sucesivo puedan surgir.

Por ello considero que es llegado el momento de que cuatro provincias de Castilla se apresten a solicitar un ferrocarril común a todas, de alta conveniencia para las mismas: el ferrocarril diagonal de Castilla, por llamarle de alguna manera, el ferrocarril, digámoslo claro, de Béjar-Piedrahita, Ávila, Segovia, Riaza, San Esteban de Gormaz y Soria, o es su enlace con el de Santander-Mediterráneo, si es que no se quiere prolongarle hasta Logroño.


Tal ferrocarril, o cuando menos tal trayectoria, porque algunas secciones del mismo figuran incluidas en el plan de ferrocarriles regionales, le propuse yo, tres años hace, en mi libro "El Valor de Castilla", y consideré no solo que no es ningún disparate, sino lógico y conveniente para Castilla, y que es de tal naturaleza que las provincias interesadas deberían contar, y seguramente contarían, con el apoyo de las limítrofes, de las provincias hermanas, esto es,
de sus organismos provinciales, para recabar del Gobierno la construcción del mentado ferrocarril.

Esta línea férrea está plenamente justificada, porque numerosas comarcas de cada una de tales provincias, precisan comunicación de tan naturaleza con la capital, y, especialmente, la necesitan directa Ávila y Segovia con Soria, porque provincias hermanas es posible, no es lógico, que a estas alturas vivan unas de espaldas a las otras, sin trato, desconociéndose o poco menos.

Es presumible, claro está, que el gobierno accediese a la construcción, bien que condicionándo la seguramente a la colaboración, al apoyo económico de las provincias y de las localidades interesadas en su ejecución, sacrificio obligado, y desde luego, reproductivo, porque si la construcción es trabajo y alivio a la crisis campesina, una vez construido sería vida y actividad para los respectivos pueblos.

El ferrocarril Soria, San Esteban de Gormaz, Riaza, Segovia, Ávila, Piedrahita y Béjar, es preciso que se piense en llevarlo a vías de realización, aun cuando fuera de los denominados de carácter económico, como los del Norte de España, para reducir su coste, lo cual no sería difícil si los pueblos, las comarcas, las provincias a quienes afecta solidarizasen su esfuerzo, dejando a un lado la indiferencia, la apatía castellana, que es, acaso, la máxima dificultad para el logro de dicha aspiración.

Poner sobre el tapete este pequeño problema regional es lo que nos proponemos. Ahora, otros tienen la palabra.

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