Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

domingo, 21 de julio de 2019

Tierra Castellana

(Lábaro, diario independiente (Salamanca), 1 de abril de 1905, p. 1)

Con este título verá pronto la luz pública en Valladolid una revista semanal, consecuencia del resurgir de Castilla, iniciado en Valladolid y confirmado en Salamanca con la Federación periodística castellana.

Mejor que nosotros pudiéramos hacerlo, explica los propósitos de aquélla la siguiente circular:

"La obligada y conveniente confesión de propósitos al empezar la publicación de una revista, es deber para nosotros muy difícil de cumplir, porque el programa es sencillísimo: fundar un centro que sea punto de convergencia de los intelectuales de Castilla, y en el que, a nosotros, nos corresponda solamente el papel de mandatarios, de servidores de los que en Castilla discurren y escriben y trabajan para gloria y utilidad de la región.

Tierra Castellana no va a ser una publicación de Valladolid, el púlpito predicadores. Queremos que sea la hoja a que acudan cuantos escriben de toda clase de conocimientos, para que, volandera por el mundo, lleve todos los límites la hermosa y potente manifestación de la mentalidad de Castilla.

Para nosotros la mecánica de ajustar trabajos en la revista, según el gusto de los lectores y los intereses de la vida regional: es decir, para nosotros lo fácilmente hacedero y sin valor. Para los robustos entendimientos castellanos el discurrir sobre todo lo que pueda ser la palpitación del alma de Castilla, una oleada de viento de la llanura, glóbulos desangre para el cuerpo de la región.

Por eso estamos seguros del éxito feliz de Tierra Castellana y del cariñoso acogimiento que Castilla le ha de prestar.

A estas páginas han de venir, enlazados, los hombres maduros que descuellan por saber y los ricos de promesas en la brillante juventud; los monumentos y las joyas artísticas, folios del magnífico libro de la grandeza castellana, los paisajes severos del terruño que tonaliza, fulgurado al sol; la actualidad industriosa o mercantil, científica o literaria que dicen del valer de los regionales; la información agrícola que abre horizontes al progreso o al cálculo de los que del campo viven...

A las columnas de Tierra Castellana vendrán, en fin, el alto pensar, el hondo sentir y el fuerte querer de la raza que puebla la llanura, las estribaciones de dos cordilleras y las orillas de su mar de Cantabria.

Nada que a Castilla importe escapará al estudio de las plumas castellanas, y aquí, cuando los años pasen,habrán de venir los trabajadores con patriotismo a ver cuánta era la potencia intelectual de los castellanos de hoy, cómo se promovía lo que a la región interesaba, y cómo sabíase huir de los recovecos de la política, respetando todas las opiniones, porque si ésta teóricamente es el arte de la gobernación, tal andan sueltas las bastardías y desaprensiones que resulta azote de los pueblos, discordia que todo lo esteriliza.

Luchadores por Castilla los ínfimos, los que estaremos en Valladolid al pie de Tierra Castellana, luchadores por Castilla, los grandes, los que han de avalorar sus páginas; luchadores todos, y todos con voluntad firmísima y amores hondos del alma para la tierra madre, nuestra revista de Castilla será buena, será honrada, como le cumple ser, y ha de lucir su nombre, sin sonrojos, allí donde más enérgica palpite el alma española.

Pronto verá la luz el primer número de Tierra Castellana, y si el acaso no por las dificultades que surgen en los comienzos de estas obras, los sucesivos han de probar cumplidamente que Tierra Castellana viene a la vida con ánimo seguro de no ceder a nadie en la lucha brava y tenaz por cuanto sea manifestación o barrunto de la vida regional".

Los precios de suscripción serán:

Trimestre, pesetas 2; semestre, 4; año, 7; número suelto, 20 céntimos.

Nota.- Hasta nuevo aviso pueden hacerse las suscripciones, previo pago en las Administraciones todos los periódicos de Castilla.

sábado, 20 de julio de 2019

Solidaridad castellana

Palencia y Burgos 

Por Gregorio Fernández Díez

(Diario de Burgos, 12 de octubre de 1929, p. 1)
 
La ciudad hermana, Palencia de Castilla, así con este apelativo, ha recibido cordialmente al Orfeón Burgalés y a los expedicionarios que le acompañaban; ha sido aplaudido y han sido obsequiados con largueza y con efusión fraternal, los excursionistas; pero, es ocasión para que nuestra embajada no sea un acto de mera reciprocidad a la visita de los palentinos y de su Coral, sino que es preciso que mutuamente inauguren un periodo de relaciones que jamás en lo sucesivo se interrumpa.
 
Si hoy son los Orfeones los que se corresponden, mañana y pasado y al otro deben ser los Ateneos y los clubs deportivos, y los claustros de los Institutos y Normales, los que organicen recíprocas y continuas visitas, pues que, aun cuando la distancia es corta, el trato, las relaciones no eran frecuentes, no eran continuas, y es preciso que lo sean, porque de la solidaridad castellana, de la solidaridad de nuestras provincias, pueden derivarse no pocos beneficios esencialmente espirituales, para Castilla, la gran calumniada.
 
La disociación castellana es grande; cada provincia parece un compartimento estanco, y eso tiene que terminar; debe concluir, de la única manera viable, tratándose, juntándose para exaltar y defender todo lo que les sea común. Y lo común a las provincias castellanas es Castilla, es su historia, su raza, su lengua, sus costumbres, sus intereses, tantas peculiaridades, en fin, que, no siendo patrimonio de ninguna, corresponden a la colectividad.
 
Sí, Castilla tiene también sus peculiaridades tan dignas, tan ejemplares, tan nuestras, que debemos exaltarlas y defenderlas. Están un poco soterradas, y ello implica el deber de sacarlas a flote, limpiarlas y exhibirlas. Ahora, por ejemplo, el Orfeón ha demostrado, como lo han hecho antes las corales de las ciudades hermanas, Zamora y Valladolid, que existe una gran variedad de tonadas y cantares castellanos; que existe, en fin, una música castellana, como ha dicho con su autoridad el maestro Benedito.
 
Queremos significar, digámoslo con claridad, que es preciso hacer un poco de regionalismo, planta que no es del todo espontánea en ninguna parte, sino que se debe cultivar con esmero. Con ello iríamos ganando mucho, por lo menos ganaríamos el respeto ajeno, hoy harto debilitado, por nuestra propia culpa, por nuestro provincialismo absurdo.
 
Apena, apena ese provincialismo, en el que no puede haber la menor espiritualidad porque nada evoca. Aquí hemos andado estos días atrás, por ejemplo, defendiendo el burgalesismo de Pedro de Mendoza, de Juan de Salazar, de Juan de Ayolas, fundador de la Asunción. Y todo, porque no hemos sabido crear un Instituto de Estudios Castellanos, según yo proponía en mi obra "El Valor de Castilla". Si lo tuviéramos, esos estudios, esas investigaciones históricas, nos hubieran consentido, esto es, hubieran consentido a Castilla un más lucido papel en la Exposición Iberamericana de Sevilla, en la que Castilla, verdadera descubridora de América por inspiración de Isabel la Católica, representa, lamentable es confesarlo, triste papel.

Mas el pueblo castellano, ciertamente inconstante, impulsivo, pasa pronto de los entusiasmos a la indiferencia y, por ello, yo, temiendo que la aproximación palentino-burgalesa sea meramente externa, considero que se impone un pacto del que puede surgir, no para ambas ciudades, sino para ambas provincias, algo práctico y tangible.

Los ferrocarriles Aranda-Palencia y Burgos-Sahagún por Carrión, tan interesantes, tan necesarios para ambas provincias, pueden ser, deben ser una de las finalidades que mancomunadamente deben solicitar hasta verlas convertidas en realidad.

Nada hay que acerque más a los pueblos que los intereses materiales: creemos intereses y crearemos afectos. Estos ferrocarriles harán más por las relaciones palentino-burgalesas que todos los discursos, que todos los cambios de telegramas entre las autoridades por entusiastas y sinceros que sean, que sí que lo son. La amistad, la fraternidad, requiere algo más que mutuos agasajos. Motivos tienen Palencia y Burgos, para laborar juntas en lo material y en lo espiritual por su prosperidad y enaltecimiento de Castilla.