Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

jueves, 15 de diciembre de 2022

Mancomunidad castellano-leonesa (1971)

(La Vanguardia Española, 12 de diciembre de 1971, p. 11)

El tema de las mancomunidades de diputaciones está en el candelero. A ello han contribuido y las extensas manifestaciones del comisario adjunto del Plan de Desarrollo, don Fabián Estapé, a este periódico con motivo de la presentación en Barcelona del libro del III Plan.

Lo que quizá ya no es tan conocido es que desde hace más de medio año las once diputaciones han tomado la decisión de crear una mancomunidad -iniciativa que no pasa de mero proyecto en el momento actual-, pero que sirve de experiencia para comprobar el alcance de la anunciada política regional.

La iniciativa de la mancomunidad castellano-leonesa ha sido llevada con toda reserva. En las provincias. En las provincias afectadas es inútil tratar de buscar una noticia -lo más que se encuentra en la prensa local es un breve comunicado perdido entre los anuncios oficiales- e imposible, por tanto, reflejar una opinión distinta a la de los presidentes de las Diputaciones interesadas. Una vez desentrañado el tema, hemos de reconocer que no nos sorprende el general desconocimiento sobre esta empresa aunque sí es preocupante la falta de comunicación entre los gestores del proyecto de mancomunidad y los naturales de a las provincias incluidas en el mismo.

"TOdo está en embrión. Aún no hay nada definitivo, y menos hasta que no conozcamos las posibilidades que va a ofrecernos la nueva Ley de Régimen Local. Con estas reuniones tratamos de fijar unas ideas para la acción conjunta de las Diputaciones ante unos problemas específicos de esta región. Además hay que conocer el dictamen del Centr de Estudios de la Administración Local que ya está ocupándose del tema de la coordinación de servicios entre Diputaciones de Castilla la Vieja y León (Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid, Palencia, León, Zamora y Salamanca).

Once provincias vecinas con un total de 104.470 kilómetros cuadrados -una quinta parte de la superficie nacional- y 3.365.994 habitantes -casi el 10 por ciento del censo que parece haber adivinado que "las limitaciones del espacio regional pueden resolverse mediante la constitución de mancomunidades para fines específicos integradas por las Diputaciones provinciales" (pág. 88, proyecto del III Plan de Desarrollo) y que tienen la oportunidad de comprobar la eficacia de las directrices que han dado por denominarse nueva política regional.

Iniciativa espontánea

La anterior referencia al Plan de Desarrollo puede inducir a pensar que esta iniciativa de la región castellanoleonesa surge al amparo de aquél. No es así, o al menos se le adelanta en el tiempo, pues esta idea -que tampoco es original- surgió de forma espontánea en una reunión de presidentes de Diputaciones en Canarias para tratar problemas de las vías de comunicaciones.

Hasta este momento, la única experiencia de las Diputaciones de la región castellano-leonesa es la amargura de sus estrecheces para hacer frente por sí solas a unas necesidades agobiantes. "Solo para mantener en situación adecuada la extensa red de 1.847 kilómetros dependientes de esta Diputación -dice el presidente de la de Burgos- necesitamos la totalidad del presupuesto, olvidando por tanto todas las demás obligaciones". Y sigue: "los hospitales provinciales tienen que cargar con la parte más ingrata de la asistencia sanitaria, la menos lucida y sin duda la más costosa por los largos periodos de internamiento de los enfermos". Quince millones de pesetas gasta anualmente la diputación de Zamora en atención psiquiátrica a los enfermos mentales y no tiene establecimiento adecuado para atenderlos.

Es la experiencia almacenada por estas once provincias que ahora quieren jugar la baza contraria uniendo sus esfuerzos y recursos para conseguir un nivel hospitalario aceptable en uno o dos centros bien dotados con el material clínico más moderno, a los que puedan concurrir los enfermos de la región. Nos explican un caso que parece elemental, pero que no ha sido norma hasta ahora: la carretera comarcal entre Madrigal (Ávila) y Cantalapiedra (Salamanca) fue objeto de una sola contrata y hecha de un tirón aunque tiene media docena de kilómetros dentro de cada provincia.

Lo hecho hasta hoy

De la conversación mantenida en Canarias entre los presidentes de las Diputaciones de Palencia, Burgos, León y Segovia surgió la idea de interesar a los restantes colegas de la zona. Meses después, el 19 de julio, tuvo lugar en Valladolid la primera reunión específica para tratar del tema; no asistieron todos los presidentes, pero el proyecto sigue adelante. El 18 de octubre, también a nivel de presidentes, se celebró una segunda sesión en Palencia, perfilando ya el calendario de reuniones, cuanto menos trimestrales (la próxima será en Segovia, en enero) y un programa de actuación de las diferentes ponencias de estudio que han quedado así constituidas:

-En materia de asistencia hospitalaria, los presidentes de las Diputaciones de Burgos, Palencia y Soria harán un plan general de necesidades de la s provincias en relación con los pacientes e instalaciones actuales. Lo ejecutado por la ponencia será sometido posteriormente a una convención técnica nombrada al efecto.

-Otro asunto de interés común en las once provincias es el de la debida atención a los subnormales (sic). SE acordó solicitar subvenciones para solucionar este problema.

-La ponencia encarga del estudio del plan turístico conjunto de la región está formada por los presidentes de las Diputaciones de Logroño, Santander, Segovia y Valladolid.

-A los presidentes de las de Ávila, Zamora, Salamanca y Valladolid corresponde el desarrollo de la ponencia que tiene como objeto la constitución de la mancomunidad como tal.

-Sobre el estudio de las interconexiones de las redes viarias provinciales, los presidentes congregados en Palencia no designaron ninguna ponencia, sino que acordaron enviar a sus respectivos ingenieros jefes de Vías y Obras a la reunión que se celebró el 25 de noviembre en Burgos y donde se trataba de fijar criterios en cuanto a obras contiguas en carreteras de diferentes provincias, tolerancia de carga, formación de equipos volantes, etc.

Después de una reunión en la diputación palentina, debería haberse celebrado otra más en el Palacio de las Cortes Españolas con motivo de la apertura de X legislatura, a mediados del pasado noviembre, pero la incorporación de los presidentes de las once Diputaciones en diferentes comisiones impidió la reunión de éstos. 

 

Los presidentes hablan del proyecto 

Durante años y por todos los canales imaginables -sindicatos y hermandades, movimiento cooperativista, técnicos agrícolas y comerciales-, se ha venido luchando contra el individualismo de etas gentes y contra el minifundio de las propiedades. Podría parecer que tanta insistencia en prode la fusión y de la concentración (sea de fincas o de municipios), las propias entidades provinciales se han aprendido la lección. "Una cosa es cierta: el marco provincial -dice don Julio Rodríguez, presidente de la Diputación de Salamanca- se ha quedado inadecuado para una acción amplia y eficaz. Para resolver ciertos problemas hay que ir a las unidades mayores y homogéneas. Hoy se impone considerar en conjunto muchos de los problemas".

Unidades mayores y homogéneas, esa es la idea. Entendemos lo primero con solo echar con solo echar una mirada al mapa, y comprobar el territorio de las once provincias implicadas en este proyectos; pero respecto a lo segundo -que en términos y sobre todo históricos también es aceptable- pueden surgir ciertas dudas: ¿Santander y Soria, homogéneas?; y la Rioja, ¿no se siente más vinculada esta comarca al rincón vasco-navarro?; ¿qué tienen de común los pueblos mineros del norte de León o Palencia con los burgos agrícolas de Valladolid o los forestales de Segovia?

El presidente de Diputación de Salamanca no pierde el hilo del pensamiento y ataja cualquier desviación. Para la composición de este conjunto de provincias no ha acudido a los antiguos reinos históricos -"este trasnochado", ha comentado don Julio Rodríguez- ni a los límites puramente geográficos que actualmente configuran el marco administrativo de las dos regiones: se ha tenido en cuenta unos niveles económicos semejantes, unos recursos naturales similares y la proximidad de las once provincias implicadas en este proyecto. "Es cierto que Santander se despega algo de este conjunto", comenta el señor Rodríguez, pero en el seno de la zona la situación es común e idénticos los problemas.

Nada regionalismos

El proyecto de mancomunidad de acción conjunta que ahora nos ocupa ha surgido, en opinión del señor Rodríguez, para resolver unos problemas -el hospitalario, el turístico, el de la conexión de carreteras y el de la atención a subnormales (sic)- que han sido seleccionados entre otros que podrían añadirse. Y esa es la misión de esta es la misión de esa proyectada mancomunidad. No piense en las once provincias actuando como un grupo de presión, nada de eso. Se trata de una mancomunidad de necesidad y de soluciones conjuntas". El presidente de la Diputación de Salamanca no duda en decir, llegados a este punto, "que nada de regionalismos".

Aún sin concretar 

Reducida la actividad de la posible mancomunidad a esos problemas cuyo estudio debe presentarse en la próxima reunión de presidentes en Segovia, don Julio Rodríguez poco más puede añadir al tema de su constitución. Él imagina que podrá existir, lógicamente, un órgano de coordinación, que prevea las necesidades, su financiación y su plan de actuación, pero sin que suponga una delegación de servicios de las actuales Diputaciones. Una espacie de comisión permanente que tenga continuamente comunicación a unos con otros para facilitar el intercambio de ideas y proyectos.

Esa es su opinión. Todavía debe conjuntarla con la de los restantes miembros de la comisión y someter lo que ahí saga a los once presidentes. Con lo último elaborado. Con lo elaborado por todos habrá que acudir a los organismos asesores de Administración Local, y luego al Ministerio de la Gobernación...

Esa es la larga andadora que espera a esta iniciativa que apenas si ha comenzado a caminar.

La provincia se queda pequeña

"La situación regional s está haciendo cada vez más precisa y de ello es consciente la Dirección General de Administración Local que conoce y alienta nuestra idea de crear una mancomunidad", señala José Luis Mosquera, presidente de la Diputación de Valladolid.

"Los problemas de asistencia hospitalaria, de promoción turística y de vías de comunicaciones, deben plantearse a escala regional, es la única forma de que puedan resolverse eficazmente. Pero, aparte de estos, hay otros muchos e igualmente importantes que afectan a toda la región y que deben ser solventados conjuntamente, por ejemplo, la sanidad ganadera. Por otra parte, los límites de la comarcalización de servicios tiene que hacerse con un espíritu más amplio que con el que se viene haciendo. Los límites provinciales se van quedando estrechos".

La idea de crear una mancomunidad regional de Diputaciones es, indudablemente, interesante. Ahora bien, ¿es posible inculcar en la personalidad individualista del castellano un espíritu de trabajo conjunto? El señor Mosquera piensa que es perfectamente posible. Y lo razona.

"El grupo es homogéneo y la idea de que la mancomunidad representaría una serie de ventajas para cada una de las provincias late en los presidentes de las once Diputaciones. Hasta ahora la colaboración es total y absoluta. Lo que hace falta es que no haya intervenciones ajenas que, aunque sea involuntariamente, creen desconfianzas y recelos".

Tal vez esto último es la razón por la que tan en silencio e ha llevado el asunto de cara a la opinión pública y por la que el señor Mosquera nos ha subrayado que todas las Diputaciones participan por igual en la mancomunidad; que no habría ni cabeza ni cola en su gobierno interior, y que cada una de las funciones y cada uno de los cargos serían desempeñados de forma rotativa.

Sin indicaciones oficiales

Don Pedro Carazo, presidente de la Diputación de Burgos, médico de profesión, aclara la espontaneidad de la iniciativa.

"No existe acuerdo oficial alguno, ni indicación por ligera que pueda conceptuarse. Simplemente los presidentes nos hemos reunido en tres ocasiones para un cambio de impresiones y unas seión de captación de ambiente. Ni siquiera sugerencia alguna hemos reibido (yo al menos). Esa idea de al mancomunidad ha salido espontáneamente de nosotros mismos, quizá como algo que estaba latente en todas y cada una de las provincias castellano-leonesas y debe quedar muy claro que esa pretendida mancomunidad no está creada de manera oficial ni muchísimo menos, incluso no existe formato administrativo, sino que simplemente nos hemos reunido y continuaremos reuniéndonos, para conocer mejor las necesidades comarcales y pretender encontrar soluciones adecuadas porque los problemas vienen a ser los mismos".

Por su parte, Rufino Briones, presidente de la Diputación de Logroño, sobre el tema de la vinculación de su provincia a la proyectada mancomunidad de la región castellano-leonesa, manifiesta: "hay que tener en cuenta que pertenecer o no a una mancomunidad concreta, en este caso a la castellano-leonesa, no impide a una provincia pertenecer a otra. La Rioja se encuentra mucho más inclinada a la región norteña hasta tal punto que está mucho más próxima a crearse la mancomunidad del Cantábrico-Este, en la que nuestra provincia estaría integrada con junto a Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Santander y Burgos". 



 

 


  

 

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