Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

jueves, 26 de octubre de 2017

En defensa de Castilla

(El Imparcial, 29 de junio de 1908, p. 2) 

MEETING EN SEGOVIA

Tiempo hace que la opinión castellana deseaba que de algún modo se hiciera constar en públicas reuniones su protesta contra la acusación catalanista y contra los denuestos de que la han hecho víctima la solidaridad y sus colaboradores.

El meeting celebrado esta tarde es el principado de una campaña de reivindicación y resurgimiento del espíritu castellano. Gran entusiasmo ha despertado en esta capital.

El meeting a las tres y media de la tarde comentó el meeting. Poco antes había llegado con automóvil el Sr. D. Santiago Alba con algunos de sus amigos. Se le hizo un caluroso recibimiento.

Preside el acto el senador D. Raimundo Ruiz. En el escenario están numerosas representaciones de los pueblos de la provincia y caracterizados elementos del partido liberal de Segovia.

El presidente saluda a los huéspedes y propone que se cree una Junta que defienda incesantemente las intereses de Castilla.

El Sr. Pedrazuela presenta al Sr. Alba, expresando la gratitud de los segovianos por su cooperación al acto. Dice que Segovia será enérgica y leal en la batalla emprendida.

D. Mariano Matesanz demuestra con ejemplos históricos el vigor de todos los segovianos en las empresas nacionales.

D. Enrique Gavilán, diputado provincial de Valladolid, saluda en nombre de aquella comarca a los segovianos, y ofrece el concurso constante de ella para todos los esfuerzos que conduzcan a la integridad de la patria y al mejoramientio del pueblo castellano.

Pronunciaron luego discursos muy elocuentes y aplaudidos e inspirados en los mismos ideales D. Vicente Gay, catedrático de Valladolid; D. Luis Carretero, concejal republicano; el Sr. Zaballa, catedrático de la Universidad de Madrid; D. Félix Gil, director del
Diario de Avisos; D. Higinio Arrivas, diputado provincial; D. Victoriano Llorente, y D. Manuel Torrequiza. Todos son muy aplaudidos.

Discurso de Santiago Alba

El Sr. Alba pronuncia excelente discurso, en el que aparecen condensadas las aspiraciones de Castilla, enfrente de la invasión predominante y absorbente halagada por todos los favores oficiales del movimiento catalanista.

Recuerda que hace tres meses, desde Palencia, en un acto público como el de ahora, pidió que en Barcelona se le concediera una tribuna en que defender la gran verdad castellana y española. El tiempo ha pasado, y aquella solicitud no ha sido acogida. Recuerda que al terminar una conferencia que dio hace poco en el Círculo Mercantil de Salamanca propuso a aquel Centro que invitase mpuso al Sr. Cambó a hablar en defensa de sus ideas en aquel mismo Centro. La iniciativa fue aceptada, y el Sr. Cambó habló en Salamanca, dicen que no como lo hace en Cataluña, y fue oído con respeto y hasta con aplauso. Véase la diferencia entre lo que se hace aquí y en lo que allí se ejecuta. Aunque sea menos gallardo y memos caballeresco, es más cómodo el prodedimiento de alejar al adversario, de evitar que se le conozca y de impedir que con su presencia y sus palabras se desvanezcan sus posiciones mentidas en que se funda toda una campaña.

Demuestra luego el Sr. Alba que el señor Maura, en su afán desmedido de atraerse a la derecha de la solidaridad, ha abandonado por entero la tradición gamacista, que tuvo a Castilla por cuna y que era la concreción parlamentaria y política de un estado de opinión de las muchedumbres campesinas.

Proclama luego el orador la reconstitución de la meseta distinguiendo lo que debe ser fruto de la acción privada de lo que hay derecho a pedir al Estado. Dice que en la ley de administración local que se discute, se ha olvidado por completo al Municipio secular y clásico, que es el pequeño Municipio rural, labrador y ganadero, para no ocuparse, mirando á Barcelona, sino del gran Ayuntamiento capitalista y urbano. Y mientras a éste se le brinda con facilidades y desenvolvimientos que pueden ser y son ya un principio de disociación y un comienzo de regresión medioeval, en la lengua y en la cultura. Se hace tabla rasa de usos y costumbres patriarcales, que a través de los siglos nos habían trasmitido la austera y democrática función de los gloriosos Concejos de Castilla. 

El orador protesta de que se suponga a esta región falta de toda iniciativa, petitificada dentro de su costra de tantos siglos. Señala el resurgir asombroso de la agricultura, abierta ya hoy en varias províncias a todas las novedades del cultivo moderno, y en el otden industrial cita, entre otros datos, el de que mientras Castilla va aprovechando todos los saltos de agua de que dispone, trasportando la energía a grandes distancias, el capital catalán repugna estas aventuras, los grandes estupendos saltos de la provincia de Lérida continúan inexplotados y Barcelona y su provincia consumen enormes cantidades de carbón y la crisis últinaa de sus finanzas salvadas al auxilio, no de los Bancos catalanes, sitio del Banco del Estado, del Banco de España, prueba cómo en el orden de la organización del crédito falta mucho camino que andar a los que protectoramente nos brindan su hegemonía.

El Sr. Alba hace después una crítica serena y documentadísima con cifras y datos de lo que ha signiflcado nuestra política económica en los últimos años. El pueblo -dice- mira con ceño torvo a políticos y generales a quienes supone causantes de la pérdida de las colonias. Y no se fija en la inspiración de todo nuestro régimien colonial salía no tanto de Madrid como de Barcelona. Al mantenimiento de una exportación artificiosa, desarrollada no por la bondad del producto ni por la baratura del precio, sino por medidas de Gaceta, se sacrificó todo, hasta la seriedad de la forma del Estado. La famosa ley de relaciones comerciales con Cuba no llegó a cumplirse. Y los que entonces para esto se envolvieron en la bandera española, hoy truenan contra el régimen, cuya principal culpa consiste en haberse preocupado más de eilos que de hacer a España querida y respetada, por la libertad política y económica, en Cuba y en Filipinas.

(...)

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