(Heraldo de Zamora, 10 de abril de 1930. p. 4)
Por Gregorio Fernández Díez
Me propongo trazar un breve y sencillo trabajo dedicado a expresar con efusivo elogio, mi admiración y simpatía hacia un grupo numeroso de intelectuales vascos que a su vez tienen a Castilla devoción, que la quieren y comprenden, cosa excepcional en los intelectuales catalanes a pesar de los líricos actos de estos días y de cuya eficacia hay que dudar en razón a que los actores especialmente los barceloneses más tenían de políticos que de intelectuales.
Mas, hoy, deseo solamente hacer un comentario en relación al título con que encabezo este breve artículo; quiero hacer constar la satisfacción que me produjo el hecho de que el Maestro Unamuno en su discurso de Irún a la vuelta de su expatriación proclamase que comparte el maor a Vizcaya que le vio nacer con el amor a Castilla; quiero poner de relieve el contento que me invadió al conocer sus nostalgias al verse lejos de la austera Castilla, de las riberas del Tormes, sin poder prodigar sus excursiones a Gredos, a Ávila de los Caballeros, que con Larreta ha exaltado como nadie en las páginas de su libro Por tierras de España y Portugal, a Segovia, a Zamora, en fin a todos los rincones donde la historia y el arte invitan a filosofar, porque las nostalgias son un puro amor a Castilla, a nuestra humilde tierra.
Sí; Unamuno ama a Castilla. En uno de sus libros nos lo dice él mismo. "En el aspecto íntimo del arte para el que busca sensaciones profundas, para el que tiene el espíritu preparado, os digo que lo mejor de España es Castilla".
En su "En torno al casticismo", aprendí yo mucho a parar atención en esta mi tierra cuna, como en su "Vida de Don Quijote y Sancho Panza", me penetré de las virtudes y defectos de la raza y en sus poesías se ha confortado mi espíritu castellano, mi acendrado amor a Castilla madre, a la gloriosa nacionalidad que perdió su libertad en Villalar a manos de un emperador extranjero y tirano.
No pretendo ahora hacer méritos de sus obras o escritos, ni siquiera de aquellas en que aborda el inagotable tema de Castilla; solo quiero patentizar dos casos del momento en que la personalidad del maestro, es olvidada voluntariamente y discutida precisamente por la vivacidad de sus sentimientos hacia Castilla.
Uno es éste; "La Gaceta literaria", de Madrid, semanario vanguardista de ecléctica y pésima literatura, ha dedicado un extraordinario al vasco, al gran castellano; allí desfila su personalidad; Unamuno filósofo; Unamuno políglota; Unamuno orador; Unamuno y Vizcaya; Unamuno y América...No recuerdo los títulos exactos, pero es igual, todos son por ese tenor; diez, doce, quince artículos.
Más falta uno, uno que no ha debido faltar y cuya omisión hacemos recaer en el deliberado propósito del intelectualista director del semanario: falta el siguiente: Unamuno y Castilla. Cuidado que hay motivos para el tema! Seguramente que el Maestro lo habrá advertido y lo habrá sentido. No obstante el agravio, en tal caso no es para él; es para Castilla. Hay que reconocer el periódico.
Pero el caso, hasta cierto punto se explica, "La Gaceta Literaria", puede decirse que se edita para Barcelona y en Barcelona, el maestro no es precisamente donde cuenta ni con amigos ni con admiradores. Allí se le discute como se discutía al Dictador. Y se le discute por su castellanismo precisamente, vamos a verlo.
Un escritor de los más ponderados e inteligentes de allí "Gaziel", director de "La Vanguardia", aun siendo de los pocos que guardan respeto a Castilla, a la que en nuestro concepto no interpreta a fondo, nos decía pocos días hace en el referido periódico al desaire del tema relativo al estrechamiento de las relaciones entre los intelectuales catalanes y los castellanos (la inmensa mayoría no lo son), nos dice, repito, refiriéndose al maestro, "que el problema general hispánico no hay que considerarlo con el corazón, sino con la cabeza; por no haberlo hecho con el entendimiento, sino con su sentimiento, Unamuno nunca ha entendido nada del problema catalán, como el catalanismo exclusivista tampoco entendió la otra faceta que es la posición de Castilla. Pero el gran maestro de castellanismo, de españolismo a la manera radical castellana no ha sido nunca una inteligencia lúcida con un alto y apasionado corazón".
Es posible que Unamuno sea apasionado, pero también y en ello no cabe duda, es un profundo observador, un analítico que suele acertar en los juicios. mas la defensa contra ese juicio de "Gaziel", apasionado a su vez, voy a contestar con palabras del propio ilustre profesor vertidas muchos años hace en "La Nación", de Buenos Aires, y luego reproducido en uno de sus libros.
Hablaba en él del problema catalán, desmentía lo del carácter absorbente de Castilla y decía al terminar "sé que si estas líneas caen poder de cualquier catalán dirá que no lo entiende", "no se ha enterado". "Son -decía- frases que dicta la jactancia y el ensimismamiento colectivo, Cataluña padece megalomanía colectiva". Y ahora preguntamos nosotros: ¿No es verdad? Vea el lector cómo el Maestro, por conocer el paño se curó en salud.
Y vamos a terminar. Si el castellanismo del vasco Unamuno y de otros vascos molesta en Cataluña, el catalanismo de algunos intelectuales no catalanes quizá sea también molesto en Castilla por principio de reciprocidad y por lo mismo que "Gaziel" puede decir que tampoco esos intelectuales, no saben nada de Castilla, que también tiene su problema.
Maestro; sírvale de consuelo de consuelo saber que Castilla le admira y le quiere de corazón.
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