Castilla, un resurgimiento material necesario

Por un castellanismo contra la Agenda 2030

"Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo" (T. A. Edison).

martes, 29 de noviembre de 2016

El libro de hoy: obra interesante

(El Día de Palencia: defensor de los intereses de Castilla, 3 de diciembre de 1929, p. 8) 

Por J. Enríquez de la Rúa
del "Grupo Crítica"

"El Valor de Castilla", estudio económico y casi-político, por Gregorio Fernández Díez.

Obra magna, labor titánica es la que realiza Fernández Díez, con el libro cuyo título va a la cabeza de estas líneas, al contribuir con él a que en España se conozca a Castilla, mejor dicho "El Valor de Castilla", y que Castilla se conozca a sí misma.

Porque efectivamente, de Castilla, dentro y fuera de ella, se tiene un concepto más que vago o impreciso, cruel e injusto... unas veces porque se la conoce y otras porque no se la quiere
conocer o porque no se la deja conocer.

Y, como muy bien dice el autor de la obra, tiene la culpa de que esto suceda, los mismos castellanos del conjunto y sus grandes hombres que, a más de no estudiarla como es debido para su rápido resurgimiento, dejan que enloden su amplio y bello concepto de morriñosas frases hueras y con "literatura funesta" poetas y escritores y políticos de tres al cuarto.

Por los unos, apunta atinadamente, Castilla no está hoy a la cabeza, y por los otros pasa, la siempre noble y acaso demasiado buena Castilla, grande ayer por sus muchas páginas gloriosas, grande hoy en su resurgimiento -grande siempre- por una cosa triste, caduca muerta... "incapaz de redención".

La labor, pues, realizada por Fernández Díez, además de grandiosa, es una labor patriótica en grado superlativo, digna de encomios, de calurosos aplausos y de franca acogida por parte de todos, especialemente, de aquellos a quienes atañe más directamente la cuestión, que es a los mismos castellanos... y su estudio tan completo de todos los aspectos..., aporta juicios tan notoriamente admirables, recoge datos, anota cifras, apunta, saca a la luz cosas tan interesantes que no puede menos por ello, Castilla "la toda Castilla", la tierra madre que empieza a progresar, a despecho de unos y otros... la tierra buena que había quedado rezagada y no por culpa suya, sino por olvido o desprecio de los que tenían la obligación de velar por los intereses, de sentir alegría inmensa y honda gratitud por el autor, que, como otro don Quijote, sano y cuerdo, noble y grande, ha roto valientemente lanzas en su beneficio y en su provecho.

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