Por Mateo Santos Cantero
(Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), 1890-México, 1964)
(Vida manchega, 23 de mayo de 1912, p. 4)
La luz se inicia en Oriente;
asciende el sol á la altura
y despierta sonriente
la llanura.
El resplandor matutino
sorprende a la gañanía,
que derrocha en el camino
su alegría.
Va la alegre caravana
cantando y riendo á coro.
Clonando nace la mañana
todo es oro.
Oro son los cascabeles;
de oro herrajes, cincha, hevilla...
Son los astros los troqueles
de Castilla.
La espiga esbelta y dorada
levemente el viento agita.
Canta el ave en la enramada
dulce cuita.
Verde el campo; azul el cielo;
todo es luz; no hay ni un celaje
que cubra de sombra el suelo
del paisaje.
Viene desde la ciudad
de la campana el lamento,
que rima en la soledad
con el viento.
Se escucha en la lejanía
un cantar recio y profano.
Es que va la Poesía
por el llano.
Va la luz agonizando
en la tierra y en el cielo.
El ave al nido, cantando
tiende el vuelo.
Al resplandor vespertino
regresa la gañanía,
sin que atruene ya el camino
su alegría.
El sol muere en Occidente
al descender de la altura,
y se duerme tristemente
la llanura.
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