Por Miguel Delibes Setién
(Valladolid, 1920-Valladolid, 2010)
(Fragmento de El Norte de Castilla, 24 de marzo de 1963)
El temor de que la pobre cosecha actual se malogre por cualquier circunstancia, hemos de añadir la total ausencia de estímulos que haga siquiera llevadera la vida en nuestros medios rurales. O sea, el miedo que gravita sobre ellos durante seis días de la semana no puede eludirse el séptimo sino mediante el sexo y el vino. La higiene, la urbanización, la menor confortabilidad, el salón recreativo, el deporte, la cultura constituyen para el labriego castellano una quimera. En esta situación nunca puede extrañarnos que la juventud, que confusamente barrunta mundos más halagüeños, escape del campo aunque sea para sumergirse en la incierta aventura del paro, del suburbio o de la chabola.
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