Por Dalmau
(Castilla gráfica, revista semanal (Madrid), 19 marzo 1925, p. 1)
La riqueza es creada en España principalmente por Andalucía y Castilla, y luego por Aragón y otros.
Sin embargo, no es ese el orden de bienestar en nuestra patria, y eso se debe a que no basta crear riqueza, producir, sino retener el capital, y eso lo hace el comercio y la industria.
Por eso todo pueblo comerciante o industrial a la larga llega a ser más rico que el productor o creador de riqueza, y éste llega con el tiempo si no se transforma en comerciante o industrial principalmente, a ser dependiente de aquéllos.
Castilla tiene aún la libertad de acción porque es a la vez productor, comerciante y algo industrial y es demasiado crédula en la bondad de prestar su dinero para que otros hagan comercio con él o creen industrias o mejoren su situación a costas suyas.
Aún es tiempo de reaccionar y de utilizar los enormes recursos económicos que tiene Castilla.
¿Qué hacer? Veámoslo.
El estado suele hacer frecuentes empréstitos cuyo producto se destina generalmente a gastos fuera de Castilla.
Esta da diez, y de esa suma el Estado coloca dos en Castilla solamente. En cambio otras regiones, como Cataluña, que da sempre muy poco, recibe mucho. Hay, pues, que olvidar la costumbre de prestar dinero al Estado que paga poco interés y crea competidores. Ese dinero estará mejor empleado apoderándose de las sociedades que en Castilla trabajan con capital y dirección no castellanos y para expansionar a las industrias, comercio, navegación y demás empresas castellanas.
Es frecuente que empresas situadas en otras partes no castellanas emitan obligaciones en Castilla; ello ocurre con la M.Z.A., la Transatlántica y otras empresas. Tampoco se les debe prestar porque estas utilizan el dinero ese en beneficios fuera de Castilla.
El M.Z.A., p. ej., tiene estaciones muy hermosas y desproporcionadas con el tráfico en Tarragona, Barcelona, etc., pero no tiene lo necesario en Castilla. Es decir, que el dinero que les presta se utiliza mucho para llenar necesidades superfluas fuera de Castilla mientras en ésta falta lo necesario.
Debe finalmente el castellano crear productos que faltan en Castilla, y cuyo consumo en ella es de alguna importancia.
De esta manera muy pronto habría superabundancia de capital en la región y esa obligaría a crear nuevas empresas o expandir a las ya existentes.
Restar dinero al Estado tiene para Castilla inconvenientes que otra vez trataré.
Sin embargo, no es ese el orden de bienestar en nuestra patria, y eso se debe a que no basta crear riqueza, producir, sino retener el capital, y eso lo hace el comercio y la industria.
Por eso todo pueblo comerciante o industrial a la larga llega a ser más rico que el productor o creador de riqueza, y éste llega con el tiempo si no se transforma en comerciante o industrial principalmente, a ser dependiente de aquéllos.
Castilla tiene aún la libertad de acción porque es a la vez productor, comerciante y algo industrial y es demasiado crédula en la bondad de prestar su dinero para que otros hagan comercio con él o creen industrias o mejoren su situación a costas suyas.
Aún es tiempo de reaccionar y de utilizar los enormes recursos económicos que tiene Castilla.
¿Qué hacer? Veámoslo.
El estado suele hacer frecuentes empréstitos cuyo producto se destina generalmente a gastos fuera de Castilla.
Esta da diez, y de esa suma el Estado coloca dos en Castilla solamente. En cambio otras regiones, como Cataluña, que da sempre muy poco, recibe mucho. Hay, pues, que olvidar la costumbre de prestar dinero al Estado que paga poco interés y crea competidores. Ese dinero estará mejor empleado apoderándose de las sociedades que en Castilla trabajan con capital y dirección no castellanos y para expansionar a las industrias, comercio, navegación y demás empresas castellanas.
Es frecuente que empresas situadas en otras partes no castellanas emitan obligaciones en Castilla; ello ocurre con la M.Z.A., la Transatlántica y otras empresas. Tampoco se les debe prestar porque estas utilizan el dinero ese en beneficios fuera de Castilla.
El M.Z.A., p. ej., tiene estaciones muy hermosas y desproporcionadas con el tráfico en Tarragona, Barcelona, etc., pero no tiene lo necesario en Castilla. Es decir, que el dinero que les presta se utiliza mucho para llenar necesidades superfluas fuera de Castilla mientras en ésta falta lo necesario.
Debe finalmente el castellano crear productos que faltan en Castilla, y cuyo consumo en ella es de alguna importancia.
De esta manera muy pronto habría superabundancia de capital en la región y esa obligaría a crear nuevas empresas o expandir a las ya existentes.
Restar dinero al Estado tiene para Castilla inconvenientes que otra vez trataré.
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